Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
El 6 de junio, producto del operativo de agua con la apertura de compuertas en la central hidroeléctrica de Itaipú, el río había alcanzado 1,15 metro en Paraná y desde entonces comenzó un brusco descenso.

Este martes a la madrugada en el puerto de la capital entrerriana bajó a cero centímetro, por lo que desde Prefectura Naval Argentina indicaron a El Once que se quedaron “sin escala” de referencia para las mediciones de aquí en adelante.
Seguirá bajando
La semana pasada, el ingeniero del Instituto Nacional del Agua, Juan Borús estimó que la bajante actual del río Paraná “es la continuidad de la del año pasado. Es el mismo escenario” y trazó un panorama muy preocupante de cara a los próximos meses. Sucede que el mes de julio será especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo urbano. El especialista describió que “la situación se ha agravado seriamente”. El río Paraná en el tramo entrerriano se forma “en la alta cuenta en Brasil, tiene aporte del río Paraguay y del Iguazú. Los tres están en una situación de seca extrema. En toda la zona de aporte, en el caso de Brasil hay cinco estados en emergencia hídrica, donde se restringe el uso del agua. Estamos contando las gotas”.

Remarcó que ante el pronóstico de falta de lluvias, “la perspectiva es peor que el año pasado. Se asemeja a lo que pasó en 1944 que fue el año de referencia crítica”.

Enseguida adelantó datos del pronóstico que “hacia fines de julio marca un escenario de que pueda estar a menos 20 centímetros” en el puerto de la capital entrerriana.

Borús expresó que “tendremos una reducción muy drástica de los caudales en julio. Es posible, que sea de tal magnitud la disminución que haga que frente a Paraná hacia fines de dicho mes y principios de agosto tengamos lecturas de escala claramente por debajo de cero y lo más cercano será 20 centímetros por debajo de cero”.

Frente a esto, “la restricción de la navegabilidad será mucho mayor porque los barcos pueden calar menos. Además, se angosta la vía de navegación, con lo cual aparecen todos los problemas de seguridad de navegación y los pasos críticos se hacen más difíciles, mientras que aparecen otros pasos que se tornan críticos”.
A cuidar el agua potable
La bajante del río Paraná podría derivar en una falta de agua para consumo humano en ciudades de Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires.

Pero también encarecería en al menos 250 millones de dólares los costos logísticos de las exportaciones agropecuarias que salen desde Rosario y, además, el abastecimiento de energía, lo que agrega costo fiscal al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) eléctrica, cubierto por la vía de los subsidios.
Fuente: El Once - Análisis Digital.

Enviá tu comentario