No aceptamos que somos machistas, que fuimos criados de esa forma, y que gran parte de nuestro machismo, fue germinado por mujeres, madres, abuelas, y tantas otras, que nos pintaron un modelo de hombre, que ya no existe, y que se niega a aceptar que está pereciendo, pero mientras agoniza, sigue lastimando, violando y matando a las otras, a las mujeres, a esos seres que nos cuesta aceptar que son iguales, y al mismo tiempo diferentes, pero nunca menos.
Nos cuesta incluso ir modificando el lenguaje, nos cuesta acordar pautas mínimas de convivencia, nos cuesta dominar las bestias que conviven con nosotros, como sí ahora habría que empezar a reprimir los más bajos instintos, y estos se justificasen por una cuestión de género, de fuerza, de superioridad.
Tampoco aceptamos que nos cuesta tolerar, y entender que otros piensen diferentes, y por medio del humor y la ironía, lanzamos críticas mordaces, hirientes, cargadas de incomprensión, de miedo y de ignorancia.
No aceptamos el machismo, porque eso sería aceptar que estamos mal, y es preferible ocultar las cosas, total nos disfrazamos un poco, edulcoramos nuestro decir, posteamos cosas lindas, compartimos alguna que otra campaña, pero luego en la intimidad dejamos librado una bestia incontrolable, el leviatán en su máxima expresión.
No enfrentamos nuestros propios demonios, no nos damos cuenta que la verdadera lucha en contra de la violencia de género, la tenemos que dar los hombres, porque es un cambio cultural, empezando por aceptar que estamos enfermos, estamos mal, que nos inocularon patrones culturales que no tenían en cuenta al otro, sino la satisfacción del deseo del hombre por sobre los demás.
También debemos tener esa humildad de escuchar a las mujeres, no darles cátedra de lo que tienen que hacer, ni juzgar sus extremismos, ellas mismas generan sus propios anticuerpos ante los extremos, pero mientras no sientan que de verdad entendimos el mensaje, seguiremos estando en una constante tensión.
Nos cuesta cuando nos toca a nosotros, por ejemplo es notorio que en los ámbitos académicos son minoría, es notorio que en los ámbitos de conducción política, periodística, y empresarial son minoría, es notorio que incluso no nos permitimos pensar que tal vez somos invasivos, mundanos, y al mismo tiempo ordinarios con nuestros chistes, y el transparentar la bestia que llevamos adentro es una paso de sincerar la realidad.
No existe justificativo para ningún tipo de violencia como la económica, verbal o física, pero nos guste o no el respetar la libertad sexual de la mujer pareciera un tema tabú entre los hombres, será porque aún pensamos como animales irracionales, y nos creemos dueño del otro.
En síntesis sólo aceptando vamos a poder dar vuelta de página, y entendiendo que nos debemos atrever a lo diferente, abrir no sólo la cabeza, sino el corazón, soy machista en recuperación, y la única forma de dominarlo es aceptando que no está bien, y debo madurar, progresar y ser mejor cada día, y para esto la mujer es vital. Hasta la próxima