“Estamos frente a una oportunidad muy importante. Estos momentos son de mucho compromiso y expectativa en relación a la presentación de este proyecto”, le dijo en referencia a la iniciativa de creación de la nueva universidad.
“El proyecto intenta dar una oportunidad y una propuesta en relación al presente de esta facultad, y también pensar en su proyección a futuro. La idea unifica una iniciativa de la diputada nacional Blanca Osuna —una pedagoga muy comprometida con la educación entrerriana y que siempre ha estado vinculada a la universidad y a esta facultad de Humanidades en particular— con un trabajo que venimos haciendo al interior de la gestión”, explicó.
Ese trabajo incluye a varios sectores, señaló la decana. “Conducimos la facultad desde un espacio colectivo que conformamos y que se articula con otros sectores, como un espacio vinculado a la carrera de psicología, otro de Concepción del Uruguay, a trabajadores administrativos organizados, estudiantes del Frente Uader. Conformamos un grupo con el que venimos gobernando la facultad y desde ese lugar venimos encontrándonos y sosteniendo esta propuesta”.
María Gracia Benedetti rescata las experiencias desde la creación de la universidad, desde la época en las que tal vez resultaba necesario aclarar la sigla Uader, y las varias historias por contar que se dieron a partir de entonces. “La historia de la gestión nos encontró transitando el período de políticas de recortes, de políticas liberales. También transitamos la pandemia, momentos difíciles para el país y la provincia. Igualmente lo referido al desarrollo y la expansión que ha tenido la facultad de Humanidades, pero también las adversidades que encontramos en lo cotidiano para la ejecución de nuestras políticas”, sintetizó.
Hoy Humanidades tiene unos 15.000 estudiantes, 13.000 del nivel superior en 44 carreras y el resto en los niveles inicial, primario y secundario. “Tenemos muy claro que debemos garantizar el derecho a la educación pública, a la educación superior, y esto es mucho más que un discurso. Es un enunciado que necesita de una materialidad concreta”, define la decana para encuadrar los motivos de la propuesta de nacionalización. –¿Entiende que es una circustancia que no hay que desaprovechar?
–Cuando menciono que es una oportunidad histórica estoy remitiéndome a la historia política del país. Muchas instituciones han sufrido estas distintas situaciones del Estado Nacional. Nosotros resistimos mucho las políticas neoliberales y en esta última etapa del gobierno nacional hemos podido recuperar la centralidad de la educación como política de estado.
—¿En qué sentido?
—Se han recuperado los programas de expansión de la educación superior. El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) ha promovido la creación de nuevas universidades, y contamos con un sistema que tiene 54 casas de altos estudios. Y en este momento, como no ocurría en otras situaciones, hay una línea de creación de universidades basada en que el Estado nacional puede financiar nuevas instituciones.
Existen declaraciones del CIN promoviendo la creación de nuevas universidades. Esto implica que se abren más posibilidades en lo territorial de fortalecer el derecho de acceder a la educación superior, y al financiamiento del Estado nacional para esas iniciativas.
—¿Es un tema central el financiamiento?
—La responsabilidad del Estado Nacional es muy importante en el desarrollo de la educación superior. Estamos con un esquema en el que llevamos 22 años como Uader, una universidad que creció exponencialmente y en ese contexto, estamos en una facultad que duplicó su matrícula en diez años. Tenemos una universidad inclusiva, promovemos el ingreso a la universidad y la democratización de la educación superior, pero el aporte de la estructura presupuestaria que tiene la universidad en la situación provincial no es suficiente para dar respuesta a todo este desarrollo. El Estado Nacional invierte por supuesto en Entre Ríos, tiene la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), pero consideramos que es posible pelear más presupuesto, como un complemento y una reparación para inversión en educación.
—¿Y cual es la expectativa en lo relativo a la calidad académica, en caso de producirse la creación de la nueva universidad?
—Nosotros decimos en el proyecto que nuestra facultad tiene una calidad académica de la cual estamos profundamente orgullosos. En 22 años se normalizó la universidad, se realizaron concursos, se acreditaron carreras, se crearon posgrados. También tenemos proyectos de investigación que están a la altura de cualquier proyecto de universidad nacional, hemos ganado convocatorias, tenemos congresos y jornadas de altísima calidad, y participamos activamente de redes nacionales de universidades.
Por supuesto que nuestros planes tienen validez nacional y nuestros investigadores están categorizados, en un proceso en el que somos acompañados y necesitamos seguir fortaleciendo. Lo que sucede es que al ser universidades provinciales se nos dificulta el acceso a determinados aspectos del sistema universitario. Un sistema que además es muy competitivo, y teniendo universidades nacionales ya consolidadas, de alguna manera genera un circuito para atender a esas universidades, y si bien las provinciales estamos en el mismo sistema universitario, somos tratadas como de otra categoría.
-—Una situación que no es nueva...
—Esto llevó a que nuestros rectores, primero Aníbal Sattler y luego Luciano Fillipuzzi, hayan tenido severas discusiones en el CIN para que las porciones de los programas nacionales que son repartidas sean habilitadas también para las universidades provinciales,... es como que hay que justificar todo el tiempo que nosotros también somos y también podemos
—¿Y esto explica que haya pocas universidades provinciales?
—Sí, eso explica que las universidades provinciales sean pocas. Hay una tendencia a que en todas las universidades provinciales el financiamiento del Estado provincial es temporario, para acompañar hasta que esta institución se fortalezca, y que luego el Estado nacional gradualmente vaya asumiendo ese financiamiento. De todas maneras, actualmente hay provincias que están pensando en proyectos de creación de universidades provinciales, porque es como un primer paso al que después se buscar fortalecer.
—Hay quienes señalan como crítica al proyecto de convertir en universidad nacional a la facultad de Humanidades que se trata de un desmembramiento de la Uader. La pregunta es si al margen de las circunstancias propias de la creación de esta universidad, existe otra razón que implique la necesidad de que las cuatro facultades deban estar juntas.
—La creación de la Uader se dio en un momento tremendo del país, en un contexto en el que fue resistida; y se hizo de ese modo, unificando instituciones de distinto origen, pero eso no es en sí ni malo ni bueno.
Me parece que en su momento respondió a la decisión de articular instituciones del orden provincial que estaban funcionando. En el caso de Humanidades fue con el Instituto del Profesorado que teníamos, que era muy sólido; luego la creación de la carrera de Psicología; luego la tecnicatura vinculada a la salud mental; y así hubo procesos similares en las otras facultades, pero no conozco que hubiera una razón epistemológica para reunir estos ámbitos. Nosotros decimos que como Uader se constituyó una identidad que demandó muchos esfuerzos, lo mismo que ocurrió con la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales; lo que significó por ejemplo reunir campos históricos del saber y de formación con una carrera nueva que vino con cinco mil estudiantes a ganar su lugar (Psicología) y compartirlo con carreras más “históricas”.
—¿Puede pensarse que la magnitud que tuvo ese proceso guarda relación con lo que significaría la creación de la nueva universidad?
—Así fue la conformacion en su momento. Sabemos que la creación de la nueva institución implica varios procesos en simultáneo, ya que la nacionalización de una parte de la universidad implica también una reconfiguración de la Uader, que pasará a estar constituida por tres facultades, y para Humanidades transformarse en una institución de nivel superior
En el ínterin suceden muchos procesos, que pueden generar diferentes interpretaciones, pero nosotros elegimos pensarlo desde el lugar más propositivo, más creativo, de fortalecimiento y de continuar esta expansión, porque sabemos que en el esquema que tenemos hoy resulta muy difícil sostenerlo.
—Por ejemplo, ¿qué situaciones?
—Atravesamos situaciones complejas. Por ejemplo la imposibilidad de crear cargos, y tener un esquema y un número de horas cátedra y de cargos que no se ha modificado en diez años. Nuestros esquemas de planta docente están cubiertos con horas cátedras transferidas de las instituciones preexistentes a Humaninades, y también un esquema de cargos docentes que es inferior a los que son las horas cátedra, y eso implica que no podemos constituir equipos de cátedra en todos los lugares, en algunos espacios sí y otros no. Y también tenemos dificultades con los cargos de personal administrativo.
Hay esfuerzos enormes que se han hecho en esta historia de 22 años, y creemos que en esta ocasión podemos transformar algunas cosas que son estructurales, sin que ello signifique decir que nuestra institución no tenga hoy la calidad de una institución nacional.
—¿Qué se puede decir de la situación de los trabajadores si se produce la nacionalización?
—Una de las cosas que primero definimos cuando empezamos a trabajar el proyecto fue que lo que hoy es Humanidades tenía que ser transferida tal como está. Eso abarca toda la estructura de formación, todo el personal, todos los estudiantes en todos los niveles, personal administrativo y docente. Sabemos que todo proyecto de ley de creación de una universidad nacional conlleva un modelo que atiende la situación de la matricula, de infraestrutura, tipo de carreras y materias, personal administrativo, etcétera. Nosotros analizamos varios proyectos de ley presentados con anterioridad, y vemos que tienen un formato que ya está de algún modo pautado, e igualmente insistimos mucho en esto, en el pasaje de la totalidad de sus plantas y de sus estudiantes en todos los niveles.
Y también en garantizar la situación de los trabajadores, la antigüedad, que nadie cobre menos de lo que está cobrando hoy; porque sabemos que, en términos generales esto atraviesa la cuestión de política educativa global, pero también que toca a cada uno de nuestros estudiantes, trabajadores y docentes en lo más singular de cada situación.
Este proyecto contempla todas estas situaciones, en términos generales como lo dice la ley, y luego se abrirá la elaboración de acuerdos específicos para cada uno de los temas. Esos acuerdos serán trabajados con la Nación y la Provincia, como lo relativo al tema jubilatorio, que es algo respecto de lo que hay inquietudes. Nos parece fundamental que este trabajo se pueda dar, atendiendo a la diversidad de situaciones de los trabajadores.
—¿Hay situaciones que deben compatibilizarse?
—El esquema de las designaciones en las universidades nacionales es por cargos, que incluyen categoría y dedicación docente, entonces también tenemos que pensar en un esquema para convertir la situación actual de la planta a la estructura nacional. Por supuesto que en esto tiene que haber un debate, el proyecto se está compartiendo con sectores de la comunidad para abrir el tema, porque no es ninguna novedad que la Uader necesita un fortalecimiento, un acompañamiento más del que tiene hasta ahora de la provincia, que lo ha hecho con mucha responsabilidad, pero consideramos que necesitamos una mejora. Confiamos que esto es una posibilidad cierta.
—¿Como se compatibiliza el funcionamiento con la UNER?
—Hemos escuchado al ministro de Educación de la Nación, (Jaime) Perczik, plantear que en el esquema universitario todas las provincias ya tienen su universidad nacional, y que hay varias que tienen más de una. Por supuesto que hay desigualdades, por caso Buenos Aires tiene muchas, y además tiene cinco proyectos de creación de nuevas universidades; pero nos preguntamos por qué no podemos hacerlo en Entre Ríos. Hablamos de una universidad que no va a competir con la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), ya que no estamos avanzando sobre sus campos formativos, sino que vamos a seguir sosteniendo la misma propuesta que tenemos hoy. En estos 22 años hemos articulado entre las dos universidades; compartimos docentes, yo por ejemplo soy docente de ambas; y realizamos un trabajo conjunto. Tenemos que seguir en ese camino, que tiene que ser pensado como un camino de colaboración, no de competencia.
—Entonces la propuesta académica no se modificará.
—Pensamos en que el Estado nacional cuente en Entre Ríos con una propuesta abierta, territorial, que pueda fortalecer estos tres campos del conocimiento que se han ido constituyendo tan sólidamente. El campo de la formación docente, la educación, las humanidades y las ciencias sociales; el campo de la salud mental, de la psicología; y el campo de las artes, con muchas carreras vinculadas a la música, al teatro y las artes visuales que tienen una potencia enorme. Esos son nuestros tres campos en los que queremos seguir consolidándonos y articulando con la provincia, y con las demandas territoriales, con el Consejo General de Educación y los institutos de formación docente que tiene la Entre Ríos.
—¿Podría resumirse entonces la propuesta de nacionalización como una forma de mantener el crecimiento?
–Lo que queremos plantear con el proyecto es que esta comunidad viene trabajando y quiere seguir trabajando en una producción de conocimiento, en un esquema de formación, en un trabajo articulado de docencia, investigación y extensión con todos los claustros. Y que se pueda aprovechar la inversión que el Estado nacional puede hacer.