“En el ecosistema financiero y tecnológico existen innumerables actores que, sin legitimidad institucional, buscan capitalizar la imagen del gobierno para atraer inversores y generar falsas expectativas. En este caso, las irregularidades detectadas en el manejo de la liquidez de la criptomoneda en cuestión y la desaparición repentina de directivos de la empresa KIP exponen una posible maniobra de defraudación, ajena en su totalidad a la administración nacional”.
Para el joven liberal, “resulta sumamente grave el intento de manipulación digital mediante la usurpación de cuentas gubernamentales extranjeras para fabricar falsos respaldos institucionales, así como la utilización de bots y entidades inchequeables para aparentar confianza en un esquema que, fuera del ámbito digital, carece de sustento real. Por otro lado, es llamativo que actores políticos vinculados a estructuras de poder tradicionales, como la Universidad Tecnológica Nacional de Buenos Aires, cuyo rector es el kirchnerista Rubén Soro, y el Gobierno de Jorge Macri de la Ciudad de Buenos Aires, hayan facilitado espacios de difusión para directivos de KIP. Estos mismos sectores que promovieron la reciente marcha universitaria ahora aparecen vinculados con un entramado poco claro, lo que obliga a un análisis más profundo sobre los verdaderos intereses en juego”.
“Resulta inaceptable que, ante la evidencia de un posible fraude, los mismos que durante décadas promovieron la impunidad en la política y los negocios intenten desviar la atención atacando al único gobierno que no participa de estas maniobras. El cambio que lidera Javier Milei no solo enfrenta a la casta política, sino también a los operadores de siempre, que ven en la transparencia una amenaza para sus privilegios”, agregó.