Fundado el 13 de julio de 1906, surgió con el propósito de la difusión y práctica del remo y la natación. En las últimas décadas se transformó en un club polideportivo, incorporando tenis, fútbol, canotaje, fútbol de mayores, gimnasia aeróbica y con aparatos, rugby y colonia de verano. A pesar de las grandes pérdidas que le generó las dos inundaciones del 2017, actualmente cuenta con cerca de 600 socios, muchos de ellos familias que participan al mismo tiempo de diferentes disciplinas y actividades.
De allí han surgido incontables deportistas que se han destacado en remo, natación, y canotaje, que han transcendido ampliamente el ámbito local para hacerlo a nivel provincial, nacional y aún internacional como Campeonatos Sudamericanos, Panamericanos y Mundiales.
A orillas del río, una sede histórica
La sede del club, construida en 1938, con su particular forma de barco (que por nunca finalizar lo plasmado en los planos, le falta “la proa”) fue diseñado con la altura y los materiales para soportar la fuerza del agua en cada creciente. En 1998 fue declarado Edificio Histórico de la Ciudad por decreto municipal. Fue un lugar que no solo funcionó como espacio educativo para las actividades deportivas de numerosas escuelas, sino que fue también base de operaciones de Aerolíneas Argentinas. Desde la torre de la sede se gestionaban los vuelos desde y hacia Buenos Aires en el famoso Hidroavión.Dos terrenos deportivos, un mismo club
Una misma comisión directiva, que actualmente preside Lucas Soto, debe lograr un equilibrio entre dos facetas bien distintas de un mismo club: la Terrestre y la Acuática.El presidente de la Subcomisión de Canotaje, José Braghini, explicó a ElEntreRíos que “es como que el Regata son dos clubes, vos tenés un club de la calle hacia allá, que es netamente terrestre (futbol, tenis, rugby, hockey, piletas, etc.) y después tenés el río. Y son dos socios. El socio de río y el socio de tierra adentro, y se dan la espalda mutuamente. La comisión directiva debe bregar por ambas facetas por igual, sin darle la espalda a lo que ocurre en tierra, que es donde más gente participa, y a lo que ocurre en el agua, que es la esencia del club”.
Escapando lejos de la creciente
El mismo río que vio nacer el club y que le da sentido a su esencia náutica, está generando un cambio en el rumbo de las inversiones, donde buscan “llevar todo para arriba”, evitando perderlo todo con la siguiente creciente.“Estamos armando otra cancha de 11, vas a ver allá arriba que esa está por encima de la cota 14, entonces ya no nos quedaríamos sin fútbol. A una de las canchas de paddle las transformamos en salón, cosa de no quedarnos sin salones, sino nos quedábamos sin nada”, detalló el presidente del club, Lucas Soto. En el mismo sentido, recordó que “el 24 de diciembre el agua llegó hasta las ventanas del primer piso. No pudimos sacar ni el piano que tenemos ahí adentro, que es antiquísimo”.
“De acá para adelante tenemos un montón de cosas que hacer, pero todo en la parte de allá, más arriba. No nos hemos ocupado ni de recuperar esta cancha de tenis. Recuperamos las de allá arriba, que están por encima de la cota 13. Es tiempo, es material, es personas. Todo tiene un valor”, agregó Soto.