El encuentro duró más de una hora, en la cual se entusiasmaron citando algunos amigos en común de Santa Fe y surgieron algunas ideas destinadas a la contención de los chicos en los barrios más postergados de la ciudad.
Zurbriggen nació en Curupaytí (departamento San Vicente) y, a lo largo de su trayectoria, se desempeñó en distintas ciudades, entre otras, Rafaela.
Chagas, por su actividad política y periodística, se relacionó a lo largo de los años con diversos actores del quehacer santafesino y, en ese universo, encontraron amistades en común que fueron celebradas con satisfacción y sonrisas, como dos viejos conocidos.
El referente de Salto Grande encontró en Zurbriggen “una persona cálida y conocedora de los problemas que nos afligen”. “Creo que nos vamos a hacer muy amigos”, dijo al término de la reunión en el caserón de Pellegrini y Alberdi.
El jefe de la Iglesia, además de relatarle su experiencia por una visita meses atrás a la represa, donde fuera recibido entonces por el titular de la Delegación Argentina, Alejandro Daneri, le hizo algunas preguntas puntuales sobre determinadas zonas del Gran Concordia.
Se entusiasmó con la propuesta que le hizo Chagas respecto al rol que podrían tener los predios aledaños a las parroquias. En ese entendimiento, el “patio trasero” de los templos podría servir para la contención de los chicos mediante la práctica de un deporte, la vida de relación barrial como punto de encuentro y actividades comunitarias.
“Lo tomo y me lo anoto” le correspondió Zurbriggen y quedaron entusiasmados haciendo partícipes al gobernador Rogelio Frigerio y al intendente Francisco Azcué.
El dirigente de Salto Grande impulsó hace tres años una reunión con el antecesor de Zurbriggen, monseñor Luis Armando Collazuol, el rabino Israel y el pastor Daniel Ozuna, al cabo de la cual se emitió un documento conjunto de los distintos credos, lanzando un mensaje a la sociedad pacificando los ánimos e instando a la creación de fuentes de trabajo.
