Si los árboles plantados en la vía pública son un servicio público, “entonces no podés hacer lo que quieras con ellos”, como tampoco se puede “hacer modificaciones en una plaza” o bien “cambiarle el foco a un poste de luz”, por ejemplo.
El concepto surge de la Ordenanza Nº 1278/2004, sancionada en base a un proyecto de la técnica en jardinería y floricultura Celina Gómez, encargada desde entonces de su aplicación.
-Todo servicio público suele generar algún reclamo recurrente o presentar complicaciones. ¿Cuál es el punto débil del arbolado?
-El reclamo más usual es la interferencia con el cableado.
Con Enersa nos entendemos muy bien porque el cableado está hecho muy prolijo en general y tenemos contacto directo de llamarnos cuando alguna de las partes se encuentra con alguna complicación.
El mayor problema es con Telecom, porque su cableado pasa por la misma línea del arbolado y tiene una maraña de cables que es tremendo, lo cual crea ciertas interferencias.
También trabajamos en conjunto con Obras y Servicios Públicos de la municipalidad cuando hay determinadas labores que requieren nuestra intervención.
-Al ser un servicio público, ¿se cobra?
-Nosotros plantamos, le pedimos al frentista que colabore con el cuidado del árbol y luego lo podamos cuando es necesario.
Generalmente avanzamos con podas por calles en el horario de la mañana y a la tarde atendemos pedidos puntuales de los vecinos.
Si prohibís por ordenanza que el frentista pode los árboles, hay que responder y acudir cada vez que nos requieren.
No se cobra ni la poda ni la plantación, solamente cuando debemos extraer algún árbol con motivo de una construcción nueva.
Por año, se plantan entre 300 y 400 árboles en la ciudad, los cuales se producen en el vivero municipal.
-¿Qué rol juega la funcionalidad, en el contexto de una ciudad en constante crecimiento, a la hora de plantar y preservar un árbol en la vía pública?
-Por lo general plantamos un árbol cada seis metros, lo cual es variable en casos de cocheras u otro tipo de ingresos.
De cualquier manera, no es tan importante la densidad sino que el árbol tenga el espacio necesario para desarrollarse y formarse correctamente, en forma natural. Así, las correcciones que haya que hacer a partir de su crecimiento, serán mínimas.
Hay mucha diferencia entre los árboles que la ordenanza heredó ya plantados de determinada manera o que han sido tronchados, con respecto a los árboles más nuevos.
A los nuevos es mucho más fácil conducirlos, mientras que de los anteriores hemos retirado muchos durante los últimos años porque suelen tener un crecimiento desordenado y empiezan a deteriorarse: si vemos que hay riesgo, lo sacamos y plantamos uno nuevo.
Otro problema con los árboles más añejos es que, cuando se les troncha la copa, estamos quitándoles el alimento y las ramas nuevas que crezcan, tendrán una unión muy débil a la base. -¿Cuál es el destino de las ramas que se extraen?
-El tipo de poda correctiva que hacemos nosotros se puede practicar durante todo el año: es un mito que debe podarse exclusivamente en invierno, sí se debe parar al momento de brotación y caída de hojas.
La empresa a cargo de la recolección de ramas las chipea y luego nosotros aprovechamos ese material para colocarlo como cubresuelo en los canteros de las plazas y otros espacios públicos, para así mantener la humedad y evitar el avance de malezas.
Con el tiempo, ese chip se va degradando e incorporando como materia orgánica a la superficie.
-¿Qué consecuencias puede tener un frentista que pode un árbol de la vía pública por su suya?
-Impresiona, viéndolo a la distancia, cómo se fue educando la gente a través del tiempo, aprendiendo que los árboles no se deben tocar: suele haber uno o tal vez dos casos al año que podan por su cuenta, generalmente por desconocimiento porque son nuevos en la ciudad.
Hay gente que quisiera que se troncharan todos los árboles, pero curiosamente lo noto más en personas grandes, tal vez acostumbradas a hacerlo en sus campos; ya no tanto en la juventud, que parece estar más amigada con el respeto por la naturaleza.
La ordenanza estipula una serie de penalidades por unidades fijas. Esto aplica solamente para quienes tronchen árboles en la vía pública, porque de la línea de edificación, hacia adentro, es propiedad privada y ya no tenemos injerencia.
-¿Qué espacio físico ocupa la línea de arbolado en la vía pública?
-Un punto de la ordenanza es la conservación del espacio verde en las acercas, lo cual no solamente colabora con el crecimiento del árbol, sino que también mantiene superficie absorbente.
En Villa Elisa tenemos la vereda propiamente dicha y, entre esa vereda y el cordón cuneta, el espacio verde donde pasan los servicios de agua potable en red, gas natural y arbolado público.
Si en algún momento la ciudad quedara totalmente asfaltada, más el cemento de las veredas, el espacio verde en las acercas será clave para el escurrimiento y regular la temperatura ambiente.-
Y si de beneficios se trata, en el caso del arbolado son “ecosistémicos”, ya que trascienden lo ecológico y lo ambiental más elemental -como puede ser producir oxígeno o purificar el aire-, para ser sociales y hasta funcionales dentro de una sociedad moderna.
“En nuestro clima, necesitamos sombra en el verano y sol en el invierno, lo cual trae aparejada la molestia de una caída masiva de hojas en otoño, pero solamente son 20 días en el año y, comparado con los beneficios que el árbol nos otorga, es mínimo”, contrasta Celina Gómez.
Al concebir al arbolado como “una gran pantalla amortiguadora”, en un repaso rápido y práctico de sus bondades cita como ejemplo su acción frente a “ruidos, grandes lluvias, viento, granizo y hasta la retención de polvo atmosférico en tiempos de sequía”.