El llamado puede parecer uno más de tantos que a diario publican empresas, dando cumplimiento a las formalidades de ley. Pero este tiene un trasfondo que lo vuelve diferente. Si bien la persona jurídica “Hotel Salto Grande” sigue existiendo, el Hotel propiamente dicho lleva años cerrado y, una a una, se han ido desgranando, tanto como su fachada y sus instalaciones, las opciones que se barajaron para reabrirlo.
“Hubo dos propuestas, pero cuando aún estaba armado. Ahora está totalmente desarmado, se remató todo”, lamentó un empresario ligado al sector turístico de la capital del citrus.
Según pudo saber El Entre Ríos, una de esas opciones consistía en un alquiler por 10 años. La otra fue un intento concreto de adquirir el hotel, pero, al parecer, la cifra ofrecida fue magra. Como fuere, no prosperaron, y el otrora principal hotel concordiense parece condenado a una lenta agonía.
El Salto Grande cerró cuando se despedía el fatídico año 2020, el de la pandemia, que ofició de golpe de gracia para una crisis que arrastraba desde hace años. Tenía 4 estrellas, algo más de un centenar de habitaciones, alrededor de 50 empleados y más de 50 años de historia, desde que fuera construido, en la década del 60, por la familia Massut.
Su fundación coincidió con un contexto de pujanza, en una Concordia que recibía el impacto dinamizador generado por la construcción de la represa de Salto Grande. El cierre, por el contrario, ocurrió en un escenario diametralmente opuesto, de retracción y parálisis, que se ha profundizado.
¿Qué pasará con ese edificio? ¿Podrá ser recuperado en caso de que se produzca en un futuro mediato una reactivación económica y el turismo concordiense repunte, quizá de la mano del jerarquizado Aeropuerto Comodoro Pierrestegui? ¿O el deterioro de su infraestructura obligará a otras opciones?
Por el momento, hay una personería jurídica que sigue existiendo y cumple con las formas y una fachada que da cuenta del inexorable paso del tiempo para un gigante maltrecho.
