Estos desenlaces desnudan el drama que quienes sufren esta enfermedad, considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una epidemia. Según el organismo estima que por año pierden la vida a causa de la obesidad o el sobrepeso al menos 2,8 millones de personas.
María Inés Meroi es de Sauce Montrull, conoce en carne propia los efectos de este flagelo y sabe lo que es luchar contra él: llegó a pesar 298 kilos
Si bien logró acceder a una banda gástrica años atrás y bajar a 70 kilos, no logró que le hicieran una cirugía reconstructiva para retirarle los colgajos de piel que quedan en estos casos y que habitualmente las obras sociales lo consideran como una operación estética, sin tomar en cuenta que se trata de una intervención que forma parte de las necesidades de los pacientes. Anémica y deshidratada, según contó, fue recuperando peso, padeciendo el tan famoso efecto rebote, y la obesidad volvió a formar parte de su vida cotidiana.
Sin darse por vencida, decidió declararle una nueva batalla a esta dramática dolencia. Pero se encontró con el escollo de no hallar un lugar donde pudiera recibir el tratamiento que necesitaba. Después de más de un año recién lo consiguió y fue recibida en el hospital Malvinas Argentinas, del municipio homónimo en la provincia de Buenos Aires, donde permanece internada desde hace seis meses. “Estuve esperando a un año y siete días una cama, porque lamentablemente la ley de obesidad rige a medias y este es el único lugar donde hay internación para este tipo de enfermedades, con todo el tratamiento completo hasta la cirugía”, contó, y señaló: “Busqué por todos lados hasta que encontré este lugar y gracias a Dios un chico de 21 años que estaba internado en el cuarto aceptó tener a una mujer como compañera. Tenemos un biombo de por medio, nos llevamos muy bien y ambos podemos realizar el tratamiento. Por suerte Iosper me cubre todo”.
El tratamiento y el apoyo
María Inés permanece en el lugar desde el 8 de enero, a más de 500 kilómetros de su casa y su familia. Cuando ingresó tenía 221 kilos y no caminaba. Ya había bajado 38 kilos previamente, y 37 más redujo en este último medio año en el Hospital. Hoy pesa 184 kilos pero necesita alcanzar los 160 para que puedan colocarle un by pass gástrico. Estima que será a fines de septiembre o principios de octubre. “El tratamiento que recibo consiste en dieta; educación física todos los días, con gimnasia localizada y rítmica; también caminata, que estoy empezando de a poco, porque al llegar no podía caminar pero ahora logro moverme un poco más”, señaló.A su vez, destacó: “Trabajamos con nutricionistas, médicos clínicos, cirujanos, psicólogos, enfermeras. Es como una gran familia y estoy súper feliz de estar acá, aunque, no voy a negar que el desarraigo es terrible, porque con mis hermanas y mi sobrina somos muy familieras. Ellas vienen una vez por mes y si bien nos comunicamos todos los días por videollamada, no es lo mismo”, aseguró.
Si bien recordó que en el hospital San Martín se aborda la obesidad y realizan operaciones de by pass gástrico, el plan que está llevando adelante integra otras acciones que son necesarias en este proceso: “El tratamiento es muy completo y muy bueno. Ojalá se pudiera hacer algo parecido en Paraná. Hacemos muchas actividades, tenemos grupos todos los días, con nutricionistas y demás. Ahora estoy aprendiendo cómo llevar una vida sana y preparándome para cuando regrese a mi casa para no volver a tener un efecto rebote. Todos los días les mando a mis hermanas las dietas que me dan para seguirlas allá en Sauce Montrull, porque esta es una enfermedad que no se cura y que hay que trabajar en ella para evitar una recaída”, reflexionó.
Mientras espera que llegue el momento de su operación, María Inés renueva su esperanza viendo los resultados que ha alcanzado hasta ahora: “En primer lugar poder volver a caminar es algo maravilloso. Todavía no me puedo higienizar sola por completo, pero ya puedo pararme en la ducha. Es muy emocionante todos los días dar un paso adelante y poder hacer algo distinto. En gimnasia bailamos danzas rítmicas y hasta rock and roll, pude hacerlo y me encanta”, dijo con visible entusiasmo.
“La obesidad es una enfermedad crónica. Hay que luchar contra ella día a día. Las principales recomendaciones son hacer actividad física y llevar una vida sana. Incorporar más frutas y verduras a la dieta y dejar la comida chatarra. Hay que tomar conciencia sobre eso, porque veo muchos chicos y mucha juventud con sobrepeso que vienen a los grupos. Cada vez cuesta un poco más que los chicos dejen la comida chatarra, que tanto mal hace”, señaló María Inés Meroi.
En su caso, previo a la internación, recibió pronta respuesta del centro de salud de Sauce Montrul, y destacó: “Fue el lugar donde me contuvieron durante el año y siete días que estuve esperando conseguir una cama para la internación. Me acompañaron médicos, psicólogos, psiquiatras, nutricionistas y kinesiólogos”.
“Todos los días tenía un profesional en mi casa atendiéndome y creo que en todos los centros de salud debería haber esa posibilidad”, dijo por último, para agradecer la atención de todo el equipo de salud que la contuvo.