Totalmente alejado de la actividad y radicado en Corrientes capital, donde formó familia y se desempeña como Martillero Público –carrera que estudió en pandemia- Paolo Quinteros se muestra adaptado a su nueva vida: “Casi no miro básquet, es más, no lo juego. Disfruto al máximo de la familia, de mi hija que tiene 1 año y 3 meses, hago cosas que durante mi carrera no hice, y en lo deportivo encontré en el pádel el espacio para divertirme, mantenerme en forma y competir”.
No es para menos. Veinticinco años de carrera al máximo nivel. Figura en los ciclos históricos de Estudiantes de Olavarría, Boca Juniors y Regatas Corrientes en la Liga Nacional, también dejó su huella en España: ascenso con el Baloncesto León y cuatro temporadas en CAI Zaragoza, dos de ellas en la relevante ACB.
Pero su consagración definitiva se dio con la Celeste y Blanca: bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, con un memorable rendimiento en el partido por el 3º puesto ante Lituania, supliendo al lesionado Manu Ginóbili.
“Gracias a Dios tuve muchos logros durante mi carrera. Elijo cada uno de los títulos que conseguí. Por ahí destaco el primer año en LNB con Estudiantes fue inolvidable, ganamos todo y fui elegido Jugador Revelación. Pero lo más importante fue la medalla en Beijing, algo muy difícil de conseguir”, recuerda el oriundo de Colón, ciudad que representó en selecciones juveniles, pero también vistiendo la camiseta del Club La Armonía y Club La Unión.
“La adaptación después del retiro fue más sencilla de lo que me imaginaba. Al principio costó asimilar que no iba a jugar más, pero encontré en la familia la contención y disfruté al máximo el nacimiento y ahora el proceso de crecimiento de mi hija”, señala el escolta que también tiene en su palmarés un par de títulos con la Selección Entrerriana en el Campeonato Argentino.
Para Paolo no hay grises, ni decisiones al 50%. Así como se entregó al máximo al deporte durante toda su carrera, cuando dijo basta se lo tomó en serio: “Estoy muy alejado, no voy a la cancha y veo algún partido si justo lo engancho en la tele”. Y agregó: “Propuestas no tuve y si las hubiera tenido las hubiera analizado mucho y no creo que las hubiera aceptado. Una de las decisiones de no hacer el curso de entrenador era para no volver a someterme a la exigencia del deporte profesional. Sentí la necesidad de alejarme”.