Bajo el título “El día que Milei fue bróker: historia de una monumental estafa financiera”, el letrado desmenuza la situación y no ahorra sus críticas a la oferta ni a la conducta del jefe de Estado. Además de abogado, el doctor Pagliotto es docente universitario, jurado técnico del Consejo de la Magistratura, presidió la sección Paraná del Colegio de la Abogacía y fue fiscal de Investigaciones Administrativas.
A continuación, se reproduce textualmente la columna de opinión:
El día que Milei fue bróker: historia de una monumental estafa financiera
Cuáles son las funciones primarias y esenciales de un presidente, al menos para el nuestro, no parecieran estar tan claras. Entre las horas finales del viernes 14 y las primeras del sábado 15, se produjo un hecho inusual y disruptivo, podríamos decir una “rara avis” en el mundo de la política universal. No fue un hecho sólo sorprendente por el extrañamiento con las funciones de un primer mandatario, sino por los resultados deletéreos que provocó en el patrimonio de decenas de miles de crédulos inversionistas en criptomonedas.El presidente Javier Milei, sin intermediación alguna ni retuiteo, apoyó a través de las redes sociales - el terreno en el que mejor se mueve- el lanzamiento de una nueva moneda digital llamada $LIBRA, a las pocas horas retiró los mensajes y en el medio hubo un tendal de compradores cripto que aseguran que fueron parte de una gran estafa en la que se perdieron sumas millonarias. Dicha maniobra, en el mundo de las finanzas, se conoce como“rug pull”(tirar de la alfombra, traducido), lo que implica, para ser más claro por fuera de tecnicismos, que cuando ya hubo suficientes inversores que aportaron dinero comprando la cripto ofertada, los fundadores o dueños del negocio “tiraron de la alfombra”, dejando a todos en el piso (o en la lona, en lenguaje coloquial) y la cripto tuvo entonces una abrupta y meteórica caída en su cotización y de ese modo, los mentores del embuste, se embolsillaron decenas de millones de la divisa norteamericana, esa misma que Milei asegura que no está retrasada, sino más bien “adelantados los precios”, como dijo días pasados el endeudador serial Toto Caputo, sin siquiera sonrojarse, aunque no exento de su natural tartamudeo producto del nerviosismo en el que vive sus días de ministro.
En resumidas cuentas, lo que pasó, según informan los medios más serios y masivos del país, fue lo siguiente: $LIBRA se lanzó al mercado el viernes pasado y en unas pocas horas registró una fortísima suba geométrica de precio, que le permitió alcanzar una capitalización de mercado de más de 4 mil millones de dólares, según datos de consultoras especializadas en el negocio de criptoactivos. El salto de precios se dio a partir de una publicación de Milei en sus redes sociales, en la cual se apoyaba la iniciativa y se aseguraba que el mundo quiere invertir en el país. Sin embargo, con el correr de las horas la espuma inicial empezó a transformarse en catástrofe financiera, con un desplome de los precios de la moneda de $LIBRA de más del 90 por ciento. Milei, en medio del desplome, retiró las publicaciones y aseguró que no estaba vinculado con el proyecto. Como de costumbre, el minarquista libertario se lavó las manos y profirió groseras y violentas invectivas contra sus críticos, mientras y a la par, tanto el bonista Caputo como la Comisaria Bulrrich, lo veneraban con elogiosos conceptos tratando de expiar sus incontrastables responsabilidades política, económica y penal en el asunto.
Los creadores de la iniciativa financiera habrían empezado a deprenderse de sus activos a las pocas horas de lanzar con bombos y platillos la moneda digital, impulso que tuvo la fuerza de un cohete espacial luego de que el principal promotor fuera el mismísimo presidente Milei convertido en Bróker. Algunas consultoras especializadas analizaron las transacciones, estimando que el equipo que armó $LIBRA habría embolsado alrededor de 100 millones de dólares por estas operaciones. De ese total, algo más de 50 millones se habrían cambiado por una moneda estable atada al dólar que se llama USDC y el resto por una criptomoneda llamada Solana.
Tal como se publicó en algunos medios, la página web del proyecto de la criptomoneda Libra es -causal o casualmente- www.vivalalibertadproject.com y prácticamente no tiene información sobre lo que se pretende hacer. Es llamativo que no se puede encontrar dentro de la web ni siquiera el whitepaper de la iniciativa. Se trata del documento técnico o informe que describe en detalle un proyecto de blockchain, criptomoneda o token. Este documento, por lo general, suele ser el primer punto de contacto para los inversores y usuarios interesados en entender cómo funciona un proyecto y cuál es su propuesta de valor.
En el caso de Libra aparece únicamente un mensaje al final de la página que dice lo siguiente: “Como honor a las ideas libertarias de Milei, lanzamos el token $LIBRA, diseñado para fortalecer la economía argentina desde los cimientos, apoyando el emprendimiento. Este token buscará canalizar el financiamiento de manera eficiente y descentralizada”.
Empalagaron a propios y extraños con la propaganda de la cripto promocionada en primer lugar por el primer mandatario: “¡Ya podés conseguir $LIBRA en la app! El nuevo token que impulsó el presidente Javier Milei ya está disponible, antes que en cualquier otro lugar”, rezan los avisos.
No es la primera vez que un escándalo de esta naturaleza tiene como protagonista a Javier Milei, quien se autopercibe como el enviado para salvarnos del Leviatan comunista agazapado en el pútrido Estado y, además, con legítimo derecho a recibir el Nobel de Economía. Hace un par de años, con otra criptomoneda también se vio involucrado Milei, al terminar siendo una vulgar estafa: COINX.
No podemos dejar de mencionar, por ser un hecho relevante en este asunto, que hay un modus operandi, como nos ilustra el especialista Maximiliano Firtman, que es muy habitual entre famosos e influencers, donde estos personajes se llevan un para nada despreciable porcentaje o pago por haber hecho la promoción de la inversión (criptomoneda), por lo que habrá que investigar, necesariamente, si hubo algo así, ya sea directa o indirectamente, vía los asesores o amigos del presidente, de los cuales no todos gozan de buen prontuario o ficha limpia, como les gusta decir a los conmilitones del desvencijado partido vecinal de CABA (PRO).
Queda claro y esto ha sido confirmado por estas horas por entendidos en estas cuitas, que sin las publicaciones del presidente Milei la estafa no podía ocurrir, porque nadie conocía la criptomoneda ofertada ni iba a invertir en ella, por ignota. Las publicaciones del presidente Milei, fueron parte necesaria, acaso el mayor incentivo y seguridad para los desprevenidos y cándidos inversores.
La conducta de Milei, sin lugar a dudas y más allá de que sus soldados se esfuercen por despegarlo de la masiva estafa de cúneo Listorti/Pozineano, queda incursa en variopintas figuras del Código Penal y es susceptible, además, de ser juzgada por vía del juicio político, puesto que ningún presidente puede tomar partido desde su alta investidura, la más importante de la república, en una inversión determinada, promocionarla y, que la misma termine siendo una grosera estafa de la peor calaña. Es, a la par, un bochornoso y vergonzante acto, que descalifica ética y políticamente al primer mandatario. Se imaginan los lectores el escándalo que se hubiese armado si la promotora de esta efímera cripto hubiera sido Cristina Fernández en su época de presidenta. Seguramente, muchísimos de los y las que hoy mantienen sepulcral y cómplice silencio, poco menos que quemarla en una hoguera en plaza de mayo hubieran pedido.
En mi visión de abogado penalista entiendo, en aproximación típica, que si bien Milei podría no cargar con la responsabilidad de los autores de la mega estafa, cuanto menos sí le caben las responsabilidades inherentes a los llamados delitos de omisión impropia, donde quien detenta la posición de garante (Milei en el caso), debe velar porque el hecho no ocurra (deber de evitabilidad), lo que en esta ocasión ha incumplido de mínima, exhibiendo una inusual irresponsabilidad institucional e imprudencia, habida cuenta de haber exorbitado el límite republicano de sus funciones y facultades discrecionales.
Debo adunar también, que lo ocurrido no es ajeno a la impronta del gobierno libertario de Milei, pues está en sus genes identitarios, privilegiar la especulación financiera por sobre la economía real de sesgo productivista, en la que se privilegie el desarrollo de las fuerzas productivas como motor de la prosperidad y donde el dinero vuelva a ser un medio y no un fin en sí mismo.
La movida estafatoria promocionada irresponsablemente por el presidente Javier Milei (que no escucha ni acepta consejos o críticas de nadie, siendo en realidad un político sin experiencia, pero con propensión inercial a la mentira permanente), que es de profesión “economista” – lo que adiciona un plus de mayor responsabilidad por sus conocimientos especiales, pone al descubierto la talla moral del presidente, su indisimulable falta de prudencia y su absoluta incapacidad para manejar los destinos de un país y el de más de 40 millones de argentinos, confiado en el plano económico a un magister en timba financiera como lo es Luis “Toto” Caputo (que arrastra enormes y cercanos fracasos) y en el institucional y político a los desatinos paroxísticos de su hermana tarotista y los caprichos del joven Santiago Caputo, el niño travieso que opera en las sombras y que juega a ser el rey de los espías y estratega mayor de la alta política.
Lo ocurrido por estas horas, de una inusitada y extrema gravedad, sin exagerar un ápice, debe ser tomado como una señal de alerta por los argentinos y argentinas, pues está visto que este tipo de negocios promocionados por el mismísimo presidente, no son propios de los hombres y mujeres de bien. Todavía estamos a tiempo de abrir los ojos, ser más exigentes y menos crédulos, sobre todo en un distópico plan económico que ya registra anteriores fracasos, aunque en esta oportunidad, las medidas tomadas en su implementación son más extremas, la ciudadanía está como anestesiada, envuelta en una profundísima crisis de credibilidad de los políticos y el mismísimo presidente carece de escrúpulos y de capacidad reflexiva.
En su faz de bróker, acaba de mostrar un rotundo e irremontable fracaso. ¿Toleraremos también el de su rol de presidente, con mansedumbre y tanta pasividad?