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“Soy Nahir Galarza. Tengo 24 años y soy de Gualeguaychú y, bueno, ahora estoy en Paraná”. Así se presenta Nahir Galarza en “Nahir, el secreto de un crimen”, la serie documental de dos capítulos que se estrenó esta semana en Prime Video.

El documental fue producido por Kapow y dirigido en conjunto por Alejandro Hartmann -mentor de “Carmel: ¿Quién mató a María Marta (García Belsunce)”- y Tatiana Mareñuk -guionista de “El fotógrafo y el cartero”, sobre José Luis Cabezas-.

En medio del furor por la película que narra el asesinato de Fernando Pastorizzo, la joven entrerriana habló tras seis años de silencio. La última que había brindado había sido en DDM, el programa que conduce Mariana Fabbiani.

En primer lugar, se dedicó a contar los aspectos personales de su vida actual e infancia.

“Cuando era chica era muy tímida, tenía uno o dos amigos que por ahí, si me dejaban salir a jugar, salía. Jugaba mucho a las muñecas. Como sabían que era lo único que me gustaba, me regalaban la casa, los accesorios, todo completo”, explicó, sonriente, desde un salón de la Unidad Femenina Nº 6 “Concepción Arenal”.
“Tenía 5 o 6 años y, con tal de no ensuciarme la ropa ni las manos, capaz que me caía de cara”, sostuvo también.

Y añadió: “Siempre admiré mucho a mi padre, capaz no tenía una relación muy cercana dado que él estuvo siempre muy ausente, pero cuando llegaba del trabajo me contaba lo que había hecho. No sé, cuando agarraban a una persona y se la llevaba al calabozo o cuando salía a hacer un allanamiento. Me contaba una película como si él fuera un superhéroe. Te atrapaba escucharlo contar todas esas cosas”.

Sobre el hermano, quien nació cuando ella tenía 3 años, aseguró que “trataba de cuidarlo mucho porque lo discriminaban o lo peleaban”. “Personalmente me iba dando cuenta de las cosas (que él tiene un retraso madurativo), porque nunca vinieron a hablar o decirme algo, pero para mí no hacía la diferencia, era mi hermano, que solamente necesitaba más atención”, reveló.

En tanto, sobre su madre afirmó que “era súper cariñosa y la tenía encima todo el tiempo”, pero destacó que a la vez “era también como muy fría”.

“Cuando yo me sentía mal no podía llorar en mi casa porque estaba mal. Si estaba muy enojada, me lo tenía que guardar; si estaba muy triste, me lo tenía que guardar. Tenía que mantener siempre la compostura, digamos. Mis cosas tampoco eran privadas. Mi mamá me revisaba. Sabía lo que pensaba. Todo el tiempo era como una supervisión constante”, relató.
La relación con Fernando
“Es complicado porque tuvimos distintas etapas”, comenzó explicando Nahir sobre su vínculo con Fernando Pastorizzo.

Y sumó: “Los dos sabíamos que no teníamos una relación seria... Que nunca nos íbamos a presentar a nuestra familia, que nunca íbamos a poder hacer cosas de pareja, pero a la vez nos seguía molestando que el otro hiciera algo”.

En ese sentido, Galarza afirmó que “empezaron los celos” y “a él todo le molestaba, todo lo celaba; era una constante pelea”.

“Nos separábamos y estábamos mejor, pero a la vez nos sentíamos mal y por eso volvíamos a hablar. O por ahí yo lo veía llorar y me daba mucha tristeza a mí y me sentía culpable también o terminaba apareciéndose en mi casa, no sé, a las 2 de la mañana porque sabía que todos dormían. La situación se fue agravando y fue poniéndose todo más violento. Se enojaba mucho y se ponía de una manera que yo nunca lo había visto”, sostuvo.

Sobre los episodios de violencia, afirmó que una vez Fernando rompió su propio celular: “Después ya directamente empezaron los golpes hacia mí, porque después ya me empezó a pegar. Siempre era por lo mismo, o por celos o porque hacía cosas que no le gustaban o por la ropa que me ponía o porque se enteraba con quién me hablaba, con quién me había visto”.

“Lo único que quería era que la terminara, entonces le decía que era todo mentira o le pedía perdón. Todo para que él se calmara. Es como que no sabía cómo defenderme tampoco”, aseguró.

Además, Nahir dijo que lo que “pasaba con Fernando no lo contaba” y que “sentía que no tenía que decir nada o que estaba mal”. Sin embargo, un día le contó todo a su abogado y después de eso fue a hacer la famosa declaración en la que confesó el asesinato.
Fuente: Revista Gente

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