El servicio funciona desde 1997 y es, para muchas familias de medianos y bajos recursos, la posibilidad de que sus hijos sigan una carrera terciaria o universitaria.
Las instalaciones cuentan con 20 habitaciones amuebladas, además de ofrecer sala de estudio, cocina-comedor, patio interno, servicio de internet, agua fría y caliente. Actualmente las plazas están ocupadas por gente de Federal, San Salvador, Colón, Federación y Chajarí, entre otros lugares.
“Hemos tenido chicos de El Soberbio, provincia de Misiones; también de Corrientes. Hay médicos, abogados, un juez que han pasado por acá”, comenta a El Entre Ríos Pedro Sena, director diocesano de Cáritas.
“Por el momento todas las plazas están completas, pero si Dios quiere vamos a habilitar otra ala con espacio para tres o cuatro chicos más”, anuncia.
La movida implica “que internet tenga más mega” y pensar en acondicionar la cocina, sanitarios y el resto de espacios en común. “También, al quitarse el subsidio, estamos viendo el tema de la luz y el gas. Nosotros no tenemos ninguna ayuda del Estado, esto es a pulmón desde Cáritas y con lo que colaboración mensual de las familias”. Esta cuota familiar es acordada entre todos y actualmente se fijó en alrededor de 45 mil pesos, disminuyendo cuando hay hermanos. Incluye el alojamiento, internet, luz y gas.
“Algunos estudiantes tienen una beca, ya sea nacional, provincial o de Cáritas”. En el caso de los últimos, “se trata de chicos que ya prestaban algún servicio en sus parroquias y que han obtenido esta beca, entonces los fines de semana que no se van a sus hogares ayudan en distintas parroquias de la zona donde hay clases de apoyo, por ejemplo escolares, de guitarra, lectura o teatro”, explica el referente diocesano.
En cuanto a la convivencia. “hay un convenio firmado por ambas partes y que incluye algunas reglas como que no se puede fumar ni tomar alcohol, hay límite de horario para llegar y no pueden ingresar chicos de afuera. Velamos por ellos, son nuestra responsabilidad”.
Si bien suelen acceder a un lugar en la residencia través de alguna recomendación, no es condición ser católico. “La Iglesia abraza a todos, no hay condición de credo. Hay un oratorio y se va a comenzar a celebrar misa para quien quiera asistir”.
“La condición es que vengan a estudiar y ocupen el espacio para eso, que se cumplan las pautas de convivencia y que sean buenas personas. Pedimos un control académico y si alguno está con dificultad con alguna materia, se lo acompaña.”, agrega en relación a esto. En cada una de las alas, el alojamiento es mixto, con baños y duchas por separado para hombres o mujeres y habitaciones individuales. “En algunas que tienen tres o cuatro camas, ubicamos a hermanos o primos”.
“Les pedimos que mantengan limpio su espacio y suelen repartirse las tareas diarias. Dos veces al año nos encargamos de acondicionar, pintar, arreglar habitaciones, hacer cambio de colchones”.
En cuanto a las comidas “corren por cuenta de cada uno; por supuesto que si recibimos donaciones y las podemos compartir con ellos, lo hacemos. En la mayoría de los sectores se juntan y van compartiendo los gastos”.
En la sede de Cáritas Concordia (La Paz 831) se reciben donaciones. “Y si tienen computadoras o netbook, aunque sean viejitas, estamos con ganas de hacer un ala de informática para los chicos”.