“El ajuste de tarifas y el incremento de otros costos están borrando buena parte del colchón cambiario generado por el salto devaluatorio de diciembre pasado. Llegamos a la etapa en la que la mayoría de los planes de estabilización en Argentina se enfrentan a una gran disyuntiva: se vuelve a devaluar para recuperar parte del colchón perdido o se mantiene el atraso del tipo de cambio para contribuir a la desaceleración de la inflación”, dijo Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires.
Tras el salto del 118% del tipo de cambio oficial dispuesto al inicio del gobierno de Javier Milei para corregir el atraso cambiario acumulado durante la gestión del exministro de Economía y excandidato presidencial Sergio Massa, el dólar viene siendo utilizado como ancla para intentar detener el alza de los precios.
En esa línea, una de las claves del plan del ministro de Economía, Luis Caputo, pasa por convalidar una devaluación de apenas el 2% mensual. Esos ajustes aplicados a partir de enero corren muy por detrás de la inflación, que entre diciembre y marzo ya acumuló un 90%.
Todo indica que esa tendencia seguirá profundizándose. Decidido a consolidar la desaceleración que vienen registrando los precios, el gobierno asegura que mantendrá su política de mini correcciones del tipo de cambio oficial.
El problema es que si bien la inflación exhibe una tendencia descendente, los índices continuarán siendo en los próximos meses muy superiores al ritmo de devaluación fijado por el gobierno.
De acuerdo al Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) — promedio de las estimaciones de las consultoras recopiladas por el Banco Central—, la inflación sería del 10,8% en abril, 9% en mayo y 8% en junio.
“Ahora que empieza la cosecha gruesa y hasta que finalice dentro de tres meses, es probable que pueda mantenerse el ritmo de devaluación del 2%. El problema es que en el largo plazo esa estrategia no es sostenible”, dijo Guido Zack, director de Economía del centro de investigación Fundar, en Buenos Aires.
“La inflación ya se llevó tres cuartas partes de la devaluación de diciembre, con lo que el tipo de cambio ya luce bajo para las características de la economía argentina”, agregó Zack.
Encrucijada
La evolución del tipo de cambio real está llevando al plan económico de Milei a una encrucijada que ya tiene definida una salida. Entre sostener la competitividad cambiaria y apurar el descenso de la inflación, el gobierno dio sobradas muestras de que priorizará la segunda opción.“El principal objetivo del gobierno en esta etapa es que la inflación esté por debajo del 10% mensual y cualquier ajuste en el tipo de cambio pondría en riesgo eso. El discurso oficial es que será necesario ganar competitividad ya no con un salto cambiario, sino con un aumento de la productividad de la economía”, señaló Beker.
“Hay sectores, como el agropecuario, que se verán menos afectados, pero las ventas manufactureras o las de servicios sentirán la pérdida de competitividad, más aún con la devaluación que viene registrando el real en Brasil”, añadió.
En cualquier caso, el rápido cambio de escenario en Argentina dispara múltiples efectos, y algunos de ellos alcanzan a Uruguay. Por un lado, aun si se consolidara en los próximos meses la apreciación del peso argentino, nada indica que vaya a producirse un salto de las importaciones en el corto plazo. En medio de una durísima recesión, las compras al exterior continuarán en línea con la evolución de la actividad económica.
En cambio, sí se espera un giro en el turismo receptivo. La fuerte suba de la inflación y el estancamiento en la cotización de los tipos de cambio paralelos —aquellos utilizados por los turistas para convertir su dinero— provocaron que en algunos rubros, como indumentaria y electrónicos, los precios en Argentina vuelvan a estar caros en dólares.
Esa dinámica se consolidaría al menos durante el segundo trimestre, período en que la cotización de los dólares paralelos podría mantenerse sin grandes variaciones.
Por un lado, las restricciones impuestas por el cepo cambiario continuarán limitando la demanda de esos dólares.
Por el otro, se espera una mayor oferta en esos mercados paralelos con el inicio de la cosecha gruesa dado que los exportadores pueden liquidar el 20% de sus ventas a través del Contado con Liquidación (CCL), un tipo de cambio financiero que guía la cotización de los dólares alternativos al oficial y que el viernes estaba en 1.068,98 pesos argentinos (mientras el oficial cerró a 871,50 pesos argentinos).
Nuevo escenario promete achicar brecha con Uruguay
Este nuevo escenario de precios en alza y tipos de cambio planchados en Argentina promete seguir achicando la brecha con Uruguay. En marzo pasado los precios de una canasta representativa de 60 artículos en Salto eran 50,3% más caros medidos al dólar blue que en Concordia, según el Indicador de Precios Fronterizos elaborado por la Universidad Católica del Uruguay (UCU).Esa diferencia había sido de 180,2% en setiembre pasado. El acortamiento de la brecha se aceleró en los últimos dos meses, período en que, por ejemplo, la diferencia de precios en el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas” pasó a 92,9% a 46,2%. De hecho, productos como el arroz, el jamón cocido y el pan blanco envasado ya resultan más baratos en Salto, según el informe.
En tanto, la nafta, que llegó a tener en setiembre un precio 193,4% más elevado en Salto, ahora está apenas 29,9% arriba de Concordia.
El gobierno de Javier Milei apuesta todas sus fichas a mantener controlado el tipo de cambio para acelerar la baja de la inflación. Todo indica que ese objetivo será alcanzado, aunque al costo de acumular nuevos desequilibrios. El principal riesgo a mediano plazo es que si el atraso cambiario se profundiza, eso derive en un déficit del sector externo, variable que gatilló buena parte de las crisis cambiarias en Argentina.
“El déficit externo no va a depender tanto del tipo de cambio, sino del nivel de actividad. Si la economía se recupera con fuerza y hay un salto de las importaciones, eso presionará a las cuentas externas. Por eso, es importante que la recuperación de la economía, cuando se produzca, venga acompañada de un incremento de las exportaciones y de un buen manejo de la deuda, sobre todo de la externa”, dijo Zack.