Por caso, la Delegación Concordia de la Secretaría de Trabajo de Entre Ríos resaltó desde su perfil en Facebook un operativo llevado a cabo en la zona de Colonia Roca, donde los inspectores encontraron a empleados desempeñando tareas habituales en un aserradero.
El informe precisa que “se constató personal trabajando en un aserradero de la zona de Colonia Roca”. De inmediato, agrega el organismo, “se le intimó a parar la producción y remitir inmediatamente al personal laboral a sus viviendas”. También la inspección advirtió “irregularidades” en materia de “higiene y seguridad”, por lo que también se procedió a intimar a los propietarios.
El accionar de la Secretaría de Trabajo se basó en el Decreto de Necesidad y Urgencia 297, en razón de que entre las excepciones a la cuarentena no figura la actividad de los aserraderos. El organismo que depende de la provincia advirtió: “vamos a ser severos en hacer cumplir la cuarentena obligatoria”.
De sostenerse este criterio e impedir que los aserraderos sigan fabricando cajones, todo el sector frutícola se hallaría ante severas trabas para continuar trabajando.
El mensaje de un productor alcanza y sobra para entender la encrucijada que enfrentan. “Preocupa el tema aserraderos que arman cajones para frutas y verduras. No los dejan trabajar”, escribió desde Salta, en un grupo de WhatsApp que integra a la fruticultura de casi todo el país.
La cuestión pasa por entender las llamadas cadenas productivas o de valor y de qué manera se entrecruzan y son interdependientes. Por caso, en el NEA, buena parte de los aserraderos tienen por principales clientes a los citricultores. Y estos últimos, necesitan de los cajones para la logística de traslado y comercialización.