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Hace diez años se apagaba la voz de uno de los artistas más grandes que dio nuestro amado rock nacional, el querido Cerati. Se transformaba así en polvo cósmico, para seguir cantando en el infinito.

Por Leonel Figueredo

Gustavo Cerati nació el 11 de agosto de 1959 en Buenos Aires, Argentina. Fue un compositor y productor argentino, conocido por ser el líder de la banda de rock Soda Stereo, fundada en 1982, junto a Zeta Bosio y Charly Alberti.

La banda se convirtió en una de las más importantes de América Latina, marcando el rock en español con álbumes icónicos como "Signos" (1986), "Doble Vida" (1988) y "Canción Animal" (1990). Fueron pioneros en llevar el rock latinoamericano a un nivel de excelencia internacional.

Después de Soda, siguió cantando como solista. Grabó varios discos exitosos tales como "Siempre es Hoy" (2002), "Ahí Vamos" (2006) y "Fuerza Natural" (2009), su último disco antes del accidente cerebrovascular que sufrió en el año 2010 en Venezuela. Vaya paradoja, en muchas de sus letras se puede interpretar algún presagio de lo que sería su destino.

Para muchas generaciones, su legado ha sido y sigue siendo un faro de inspiración artística, cultural y creativa. En lo personal, las canciones de Soda y Cerati son mi guía en un mundo dominado por la mezquindad y la meritocracia, donde lo material prevalece sobre lo artístico

Cuando era un niño, en los años noventa, una madrugada de verano haciendo zapping, encontré una película en blanco y negro. En ella, una chica corría por el bosque mientras se escuchaba una melodía de fondo que me voló la cabeza. La canción, vaya casualidad o causalidad del universo, era "Corazón Delator". Poco tiempo después, mis hermanos me hicieron escuchar Soda Stereo en casete y mis primos en vinilos. Fue un big bang de sonidos (un antes y un después).

Durante mi adolescencia en los años 2000, fui el "bicho raro" que escuchaba sus discos solistas. Muchos, en ese momento, no entendían sus nuevos comienzos, no podían visualizarlo sin Soda Stereo. Pero el tiempo, terrible invento sabandija (diría Calamaro), pone todo en su lugar. Para mí, un adelantado.

Sus melodías me acompañaron en momentos claves de mi vida, especialmente en tiempos de profunda angustia y desamor, cuando el mundo se desmoronaba y las crisis existenciales me ahogaban. En esos momentos, uno necesita encontrar sentido al dolor, sacar belleza del caos para encontrar la virtud. Sus letras siempre le pusieron palabras a mis emociones.

En esos momentos de desamor, cuando el dolor te quema el alma y el corazón se te desgarra en mil pedazos, sus canciones fueron mi refugio, la fuerza natural para levantarme. Me enseñaste que, incluso en el desamor, hay belleza, que el arte transforma el sufrimiento en algo sublime.

Los artistas, muchas veces, no toman dimensión de la importancia que tienen en la vida de las personas. Son como guardianes que cuidan nuestros sueños y nos acompañan en nuestras profundidades.

Tu música es mi refugio, una noble lucha contra el paso del tiempo, para que la muerte no tenga la última palabra. He pasado madrugadas enteras con amigos, hablando de la vida, 'filosofando' mientras escuchábamos tus discos. Realizamos la tarea más difícil de la humanidad: pensar. Sí, pensar... para poder transformar nuestras fortalezas y debilidades en arte, ya sea en canciones, dibujos, poemas, libros, películas, o incluso en la cancha de fútbol, entre otros lugares No creo que nos definan las cosas materiales que tenemos; somos la música que escuchamos, los libros que leemos y los paisajes que miramos. Soda Stereo y vos fueron visionarios. Me enseñaron algo que no se enseña en ningún otro lugar: desafiar al tiempo y aprender a ver más allá de lo mundano.

Gracias Cerati, Charly, Fito, Indio, Miguel Abuelo, Spinetta, Federico Moura y tantos otros, por salvarnos la vida a muchos locos bohemios.

Hace diez años te fuiste de gira por la Vía Láctea, pero sigues estando presente en el inconsciente colectivo popular y en cada acorde de nuestro rock nacional. Gracias por seguir iluminando mis noches más oscuras y mis días más brillantes. Y si algo aprendí en esta vida es que aunque el mundo se caiga a pedazos, siempre voy a creer en el amor porque nunca voy a estar satisfecho. Gracias Totales.
Fuente: El Entre Ríos

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