El mes de julio, sin dudas, fue auspicioso en términos de noticias para la provincia y la región. La aprobación y autorización del financiamiento (provisto por el Banco Interamericano de Desarrollo) para el nuevo Aeropuerto Internacional de Concordia en el Decreto 460/2019 del Boletín Oficial de la República Argentina, así como el anuncio del crédito que tomará la provincia del Banco de Desarrollo de América Latina para la etapa final de sistematización del arroyo Manzores, importan una gran cantidad y calidad de gestiones a nivel internacional.
¿Para qué acudir a organismos internacionales?
Sencillamente, porque el Estado, así como los individuos, necesitamos de fondos para poder satisfacer nuestras necesidades, nuestros objetivos y (por qué no) nuestros sueños. Toda gran obra, todo proyecto de transformación y de impacto social, requiere de una inyección de recursos con los que numerosas veces no contamos. Estas afirmaciones podrían generar escozor al lector, ya que en el imaginario colectivo parecería predominar la imagen del Fondo Monetario Internacional y de la tan padecida crisis del 2001. Sin embargo, y como toda decisión de políticas públicas, acudir a organismos multilaterales no necesariamente comporta una connotación negativa.Es un instrumento más -y extremadamente válido, por cierto- con el que se cuenta, y sus consecuencias dependen de la gestión de la dirigencia política.¿Cómo se consigue un financiamiento externo?
Las gestiones para la presentación de programas y proyectos con financiamiento de organismos financieros internacionales, multilaterales, regionales y bilaterales y/o con estados extranjeros, deberán estar canalizadas en el Gobierno Nacional. Para ello, es sumamente importante la coordinación y sintonía entre los distintos niveles de gobierno, ya sea municipal, provincial y nacional. Este último es quien debe brindar lo que en términos técnicos se denomina “priorización” para proceder a iniciar operaciones de crédito a nivel externo.Un caso exitoso de coordinación de niveles de gobierno es el “Plan de Integración Binacional Concordia-Salto” que ambas localidades han impulsado por más de un año. Este proyecto, cuenta con el apoyo de los niveles regionales y nacionales de gobierno (Argentina y Uruguay) a ambos lados del Río Uruguay, y consta de tres componentes centrales: integración productiva, integración logística y gestión coordinada de frontera. En este programa, se encuentra contemplado el proyecto de Aeropuerto mencionado más arriba.
¿De qué manera sacar provecho a estos instrumentos?
Muchas veces, el financiamiento de obras de infraestructura que son consideradas clave para el desarrollo de una determinada unidad geográfica, está inserto en un marco mucho más abarcativo: la estrategia de internacionalización. De manera muy simple, una estrategia de inserción internacional es un plan que se elabora para conectar a un Estado con las oportunidades que el mundo tiene para ofrecer. Al ser justamente un plan, el objetivo primordial debería ser acentuar las fortalezas de ese actor, así como también reducir el impacto que el mundo puede llegar a tener sobre sus características más vulnerables. Mediante una estrategia, se identifican intereses y posibles motivaciones en las dimensiones económica (que incluyen, pero no están limitadas a obras de infraestructura, ya que se puede potenciar la producción, el turismo, el deporte, por mencionar nichos de relevancia), de seguridad y de política.¿Qué se necesita para llevar a cabo esta estrategia?
Un plan de tamaña envergadura debe venir acompañado de la firme voluntad política de las autoridades locales, en tanto líderes y articuladores, de obtener voz y presencia a nivel internacional, abrir el diálogo con todos los actores del territorio, y de coordinar con aquellos que realizan actividades internacionales de manera independiente. En toda estrategia de internacionalización, es importante la participación de todos los actores que operan en el territorio, ya sean económicos, sociales, culturales y/o políticos.Finalmente, cada ciudad debe construir su propio proyecto acorde a sus realidades, en términos de tamaño, capacidad de gestión, vinculación o conflictos preexistentes con otros actores, diversidad, grado de institucionalidad de las organizaciones; a fin de lograr la mayor efectividad del mismo.No hay recetas mágicas.En última instancia, no debemos ni podemos darnos el lujo de mirar con recelo la globalización. Las fronteras y las barreras van desapareciendo. Las distancias, disminuyen día a día. Negar dicha realidad no nos hará inmunes a estos cambios. Al contrario, y como muchas veces ocurre, nos (des)integrará a lógicas y maneras de afrontar los procesos que son ajenas a nuestras necesidades, a nuestras capacidades y a nuestros objetivos. El Estado debe estar a la vanguardia de este impulso: es el único actor que puede dar una respuesta coordinada, articulada y holística, representando los intereses de la sociedad civil en su conjunto. ¿La manera? Una estrategia, una hoja de ruta para conducirnos en el contexto internacional. Así, no avanzaremos nunca a ciegas, porque siempre sabremos dónde estamos parados, adónde no queremos ir, y dónde queremos llegar.