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Desde hace tiempo, y no descubrimos absolutamente nada nuevo, sabemos que existe una fragmentación política en la sociedad, el peronismo conservando un piso del 30%, el macrismo que hoy se encuentra en iguales circunstancias, y la famosa ancha avenida del medio con la que soñaba Massa que representa ese otro tercio, que sería el que define el partido.

Recordando que en nuestro país, para ser presidente en primera vuelta como habitualmente se dice, hay que obtener como mínimo el 40% de los votos válidos emitidos y una diferencia de 10 puntos de la segunda opción, o 45% y ahí ya no interesa el porcentaje del segundo.

En caso de que ninguna opción logre estos guarismos en una segunda vuelta, las dos fórmulas más votadas son las que dirimen, y ahí sí gana quien más votos obtiene, pero a esto le debemos agregar las PASO que son como una gran encuesta, ya que prácticamente la finalidad que eran dirimir las internas en dichas elecciones se han convertido en una previa a las elecciones.

La grieta como venimos sosteniendo desde hace tiempo, y en lo que coinciden varios analistas, es un buen negocio político tanto para el actual presidente, como para la ex presidenta, ambos se mantienen vigentes, se usan de adversario, y en definitiva neutralizan cualquier tercera opción, no es casual que juntos y al unísono critican a Lavagna, más bien preocupados que una tercera opción les reste puntos y logre que todo ese amplio espectro que no está en los extremos de la grieta encuentre una opción.

Imaginemos que esos 30, 30 y 30, se trasforman en un 25 % para cada uno, y le quitas un % de votos en blanco o nulos, pongamos un 7 o 10%, y podeos decir que la elección al menos en primera vuelta estaría en manos del 15% restante. Números más o números menos, una de las conclusiones es que salvo que apuesten a polarizar aún más y empujar a cada sector de la grieta para llegar al 45%, ninguno va a lograr el éxito electoral con los propios, necesita hablar ese gran sector que está en medio de la grieta.

Una opción es fomentarla aún más, por medio del odio hacia el otro, culpar al otro de todo, absolutamente de todo, y la otra opción tal vez la más compleja, arriesgada o necesaria, es hablarle justamente a la franja del medio, a esa avenida que se trasforma en una callejón sin salida a veces.

Ahora al hablarle implica necesariamente salir de la zona de confort, salir de lo conocido, de lo que se viene haciendo, y atreverse que en esa aventura nos vamos a encontrar con muchos rechazos, y esto puede generar el temor de que el contexto es más complejo del que pensamos, pero al mismo tiempo es una oportunidad para fortalecer la democracia, y la participación ciudadana.

Hoy pensar que los votos son de fulano y mengano, es no haber comprendido que ya las cosas no son como antes, que la autonomía de las personas en cuanto al voto es real, y no alcanza con repetir los mismos métodos de la antigüedad, por más que muchos aún se resistan a entender que los jóvenes manejan otros códigos, otros intereses, otros canales de comunicación y por sobre todo aborrecen todo aquello que se perciba como de la vieja política.

Este cambio cultural va ganando terreno, y hay quienes lo interpretan mejor que otros, seguramente será uno – no el único- de los factores que tanto consultores y estrategas políticos tendrán en cuenta, porque no alcanza con afirmase con los propios.

Siempre pongo el mismo ejemplo a mis alumnos, pensemos que soy candidato a delegado de la cuadra de mi casa, y hago una reunión para pedirles que me acompañe a mis familiares, a los que viven en mi casa, y en cada propuesta les hablo a ellos, es muy bonito afirmarse en la familia, contar con su apoyo, pero debo pensar que voy a representar a la cuadra. Pensemos entonces que me junto con el vecino de al lado, quien ya me dijo que me acompaña, lo junto con mi familia, y le repito a mi familia y ahora al vecino que se suma, mis propuestas. Mi familia me seguirá acompañando, y el vecino posiblemente, pero sí los obligo a escuchar mi discurso una y otra vez a los propios, me olvidaré de los ajenos, quienes me pueden dar la victoria, y aún puedo llegar a cometer el grueso error que mi propia familia cansada de mi persistencia, al momento de votar no me acompañe.

Esa es en gran parte la síntesis, la política también implica conversar con el otro, entenderlo, escucharlo y comprenderlo, no alcanza con el piso, ese será el desafío, hablar al tercio agrietado, y cansado de tantos extremos.

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