No obstante, lo que nos ocupa aquí son los puntos de vista y las propuestas de los candidatos en torno al área de relaciones internacionales. Este sector es de carácter sensible para los quehaceres de un Estado, ya que la política exterior ocupa un rol esencial como herramienta estatal para maniobrar en un contexto mundial de globalización, cada vez más imprevisible e impredecible. En ese sentido, invitamos al lector a hacer un repaso sobre lo que dijo cada candidato sobre este tema. El orden seguido refleja el desarrollo original del debate, en el que cada candidato tuvo su lugar para hablar de acuerdo a un sorteo previo. Si bien 2 minutos es un tiempo relativamente corto para dar cuenta del manejo del tema, se pueden sacar algunas conclusiones al respecto.
Alberto Fernández (Frente de Todos)
“Todos sabemos que la globalización ha venido para quedarse -espetó de entrada- y todos sabemos que tenemos el desafío de afrontar esa globalización.” En consecuencia, Fernández propone una discusión sobre cómo entrar en el mundo global dignamente. De acuerdo a su diagnóstico, las economías tendieron en el último tiempo a la “regionalización”, y América Latina en particular enfrentó una disgregación, con múltiples organismos y procesos de integración.En este estado de cosas, clama por “potenciar el Mercosur” para insertarnos al mundo, y unir a América Latina. La duda que surge aquí es si el candidato utiliza los términos América del Sur y América Latina como intercambiables, lo cual indicaría un problema geográfico a la hora de diseñar la política exterior. Asimismo, propone renegociar el Acuerdo con la Unión Europea, porque aclama que la letra chica del mismo no se conoce. Le critica a Macri que “no alcanza con las fotos con los líderes ni con el G-20” para reactivar la economía.
Hizo referencia al tema de las Islas Malvinas, y afirmó que “el gobierno olvidó la soberanía sobre Malvinas”, asumiendo luego un compromiso para reanudar el reclamo por la reivindicación legítima sobre la soberanía de las islas. Por último, no eludió el tema de Venezuela y su profunda crisis política, al decir que la Argentina debe apegarse a su histórica postura de esbozar el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, y dejar que la crisis la resuelvan los venezolanos. Acusó a Macri de querer romper relaciones diplomáticas para poder intervenir militarmente.
OPINIÓN: llama la atención la no mención del tema de la deuda externa, ni de cómo piensa encarar las relaciones con Brasil, el principal socio comercial de nuestro país. Se sabe que, al menos en el discurso, la relación con Bolsonaro es bastante mala. Resulta interesante, por otro lado, su modelo de inserción en el mundo a partir de América del Sur y el Mercosur. Esto guarda reminiscencias al modelo de inserción planteado en su momento por Néstor Kirchner, allá por el 2003. Las relaciones con China han causado profundas consecuencias en el continente, por lo que una puesta en común de intereses con el resto de los países de la región para adoptar una postura negociadora conjunta no suena nada irracional.
Nicolás del Caño (Frente de Izquierda)
Tiñó su momento al micrófono con declaraciones como “la derecha continental se pelea para ver quién es el mejor alumno del Fondo Monetario Internacional”, o la continua mención de la crisis en Ecuador, donde llegó a proponer un minuto de silencio en homenaje a las “víctimas de la represión”. Hizo referencia a las tendencias militaristas a nivel mundial, que producen crisis sociales, políticas y económicas y generan desigualdad creciente. Acto seguido, mencionó la idea de su espacio político de apostar por una “integración de la juventud que está luchando en el mundo”, exhortando a cambiar de sistema: “el capitalismo no va más”. También habló del tema Venezuela, coincidiendo con la valoración de Fernández de que se trata de un autoritarismo, no de una dictadura. Condenó la intervención extranjera, y dejó una de las perlitas del debate, al decir que “Macri es un lamebotas que apoya la intervención extranjera.”
OPINIÓN: exponer su concepción de las relaciones internacionales resulta difícil, ya que el propio del Caño no hizo muchas definiciones al respecto. Se concentró más en actores externos, que en decir qué haría si fuera presidente. Si el espectador no hubiera sabido que se trataba de un debate en Argentina, bien hubiera confundido a Nicolás del Caño con un candidato a la presidencia de Ecuador, ya que se la pasó haciendo referencia a la crisis política en dicho país. Su discurso se encontró ideológicamente cargado, y tal vez con ideas un poco anticuadas. Es difícil, como dije antes, analizar mucho más.
Juan José Gómez Centurión (Frente NOS)
En tercer lugar, el candidato del Frente NOS comenzó delineando que nuestro país debe comerciar con todos los países del mundo, sin restricciones ideológicas. El comercio, según Gómez Centurión, deberá estar separado de la diplomacia, excepto en aquellos casos de Estados que financien el terrorismo o el narcotráfico. Luego, instó a sostener a mediano plazo la soberanía en la Antártida y reclamar por la integración de las Islas Malvinas a nuestro territorio. También habló de tener un modelo de defensa que sustente a las relaciones exteriores, exclamando que Argentina “es el país que menos invirtió en su sistema de defensa en América Latina”. Finalmente, instó a que “Argentina debe poder decir que no cuando tenga que decir que no”. Expresó su preocupación por el acuerdo secreto con China para la colocación de una base espacial con tecnología dual en Neuquén, y llamó a endurecer la política migratoria para dejar de pagar “tours sanitarios, carreras universitarias y planes sociales para extranjeros”.
OPINIÓN: comerciar con los países del mundo sin restricciones ideológicas es algo que ya existe hace muchos años. Si siguiéramos ese criterio, nuestro país no podría comerciar con China, país que no posee democracia política y que, de hecho, es nuestro segundo socio comercial. En adición a esto, llamar a defender a mediano plazo la soberanía sobre la Antártida también es irracional: la misma se encuentra indiscutida por el Tratado Antártico del año 1959.
También su apreciación sobre el gasto militar es errónea: Argentina no es el país que menos gastó en defensa en América Latina, aunque sí es cierto que se encuentra por debajo de la media, con un 0,9% nacional contra un 1,3% regional, en porcentajes del PBI. Además, que Argentina pueda “decir que no cuando tenga que decir que no” es una concepción ingenua de la realidad: un Estado debe tener recursos materiales que sustenten una determinada toma de posición. Uno de sus pocos aciertos fue mencionar la base espacial china en Neuquén, tema que ningún otro candidato sacó a relucir.
José Luis Espert (Frente DespertAR)
El candidato libertario empezó guiñándole el ojo a Macri: “festejamos la decisión de habernos sacado de la cloaca de las relaciones internacionales”. Sin embargo, cuestionó el uso de las relaciones exteriores como una “vidriera para mostrarse con los reyes del mundocool”. Fiel a su estilo aperturista, esbozó que considera a las RR.II. palabra mayúscula a la hora de abrir a la Argentina al comercio, para competir con el mundo y para dar seguridad jurídica a las inversiones productivas. En el tema Malvinas, dijo que tenemos que lograr que nuestro país alcance niveles de vida similares a los del Reino Unido para que el reclamo por la soberanía sea inexcusable. De Venezuela, dijo que se trata de una dictadura asesina y que hay que hacer los máximos esfuerzos “para que el dictador Nicolás Maduro sea removido del cargo.” Finalmente, habló de respetar los compromisos asumidos a la hora de tomar deuda externa, ya que “de los últimos 20 años, solo en 3 se estuvo pagando la deuda regularmente.” Al pasar, criticó el modelo de Mercosur, el cual para el candidato representa una “farsa”.
OPINIÓN: el candidato Espert resulta bastante apegado a su ideología en el diagnóstico que hace del mundo, lo que a mi entender hace que le sea difícil mantener la coherencia. Habla de abrir a la Argentina, de menos Estado, de desarrollarnos a través del libre comercio, pero pide hacer los “máximos esfuerzos” para con Venezuela, lo que se lee como intervenir en su proceso político. En el tópico de deuda, declaró que resulta necesario dejar de endeudarnos y obtener dólares genuinos por el comercio. Tomar deuda para crecer no está mal, todos los Estados del mundo lo hacen. No queda en claro cuál será su inserción internacional, parece haberse quedado en el cuento de Adam Smith de la “mano invisible” del capitalismo. El mundo actual no funciona de esa manera, ya que muchas veces los países más desarrollados suelen ser los más proteccionistas.
Roberto Lavagna (Consenso Federal)
Fiel a su estilo técnico y minucioso, el ex-Ministro de Economía llamó a “tomar conciencia de cómo las crisis internas debilitan la capacidad de negociación del país.” Habló de una política exterior errática, que en las últimas décadas se debatió entre la sumisión y la verborragia. Pidió concentrarse en el comercio y en las cuestiones multilaterales en las que la Argentina tiene entidad y trayectoria, como las misiones de paz, el medio ambiente, la energía nuclear y la enunciación de reglas en organismos multilaterales. Las Malvinas son irrenunciables, siempre por una vía pacífica.Recalcó al Mercosur como proyecto estratégico, y dio el ejemplo del acuerdo con la Unión Europea para decir que las cosas pueden salir bien o salir mal. Llamó a colación el hecho de que la Argentina ocupó 9 veces el asiento como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, un número de veces equiparable a Brasil, India y Japón, por lo que “decir que recién nos estamos integrando al mundo no tiene sentido.” En relación al comercio exterior, dijo que la Argentina no ha progresado en exportaciones, salvo en los commodities, y que estaría bueno potenciar la industria del conocimiento.
OPINIÓN: Lavagna presenta coherencia. Al igual que cuando fue ministro de Kirchner, apuesta por el Mercosur como proyecto estratégico de inserción internacional. El foco en las cuestiones de poder blando en las organizaciones internacionales resulta pertinente. En cuanto a cifras de exportaciones, la afirmación del candidato es dudosa: el total de exportaciones aumentó de 56.784 millones de dólares en 2015 a 61.559 millones en 2018.
Mauricio Macri (Juntos por el Cambio)
El actual presidente de la República empezó: “con el desarrollo de las comunicaciones y la globalización, es imposible que un país se desarrolle solo”. Más adelante, enunció que “cuando llegamos (por el 2015), la Argentina era uno de los países más aislados del mundo” y que “reestablecimos relaciones con muchos países, independientemente de su ideología”, llegando a “trabar relaciones de confianza con los líderes del mundo”. Esto último queda demostrado, según Macri, en la presidencia argentina del G20 en 2018, el relanzamiento del Mercosur codo a codo con Brasil, y la apertura de más de 200 mercados para la exportación.En el futuro, llamó a seguir con “un Mercosur dinámico, con Canadá, México, Corea del Sur y Singapur”. Llamó a condenar el régimen de Maduro, contraponiendo el otorgamiento de la Orden de San Martín que en su momento hiciera Cristina Kirchner al mandatario venezolano, con el otorgamiento de la misma condecoración a Juan Guaidó. Para la resolución de la cuestión venezolana, propone el “abandono de la neutralidad” con respecto a este país. Para terminar, habló de seguir trabajando para combatir al narcotráfico.
OPINIÓN: el hecho de “reestablecer relaciones con muchos países” es totalmente falso, ya que la Argentina no había roto relaciones diplomáticas durante los años anteriores a la gestión de Macri. Sí es cierto que la relación con países como los Estados Unidos no atravesó por su mejor momento, pero no implica que no hubiera vínculo. La declaración de haber abierto más de 200 mercados también es falsa, ya que,a su llegada a la Casa Rosada, los destinos de exportaciones argentinas representaban 203 países, y luego en 2017 (último año de registros en la web del Ministerio de Hacienda) ese número aumentó a 204.
El relanzamiento del Mercosur parece que implicaría dotar de menor entidad al proceso de integración, ya que varias veces han resonado las intenciones de convertirlo en una simple zona de libre comercio, siendo que ahora es una unión aduanera imperfecta, con un arancel externo común. En relación a Venezuela, Macri se opondría a la histórica tradición de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, lo que también marcaría un cambio de rumbo.