La producción del repelente surgió de una labor coordinada entre el Municipio y la casa de estudios de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) en Gualeguaychú.
El proyecto está enmarcado en el área de Extensión Universitaria de la Facultad de Bromatología y fue coordinado por la Licenciada en Bromatología y Farmacéutica, Silvina Cabrera. Dentro de su equipo estuvieron la farmacéutica y también docente de la Facultad de Bromatología, Andrea Rivero y la farmacéutica Paula Villanueva, de las primeras recientemente egresadas en Entre Ríos de la carrera de Farmacia de la UNER.
Las profesionales estuvieron a cargo de la elaboración del repelente que comenzó a ser distribuido en los Centros de Atención Primaria de la Salud y muestra la importancia de la articulación entre la academia y la sociedad de Gualeguaychú.
“La extensión universitaria tiene como objetivo promover el desarrollo cultural y la transferencia del conocimiento y la cultura entre los distintos sectores sociales de la comunidad, buscando un diálogo permanente en territorio y vinculación con el medio; de acuerdo a las demandas de la comunidad”, aseguró Cabrera, quien lideró el equipo que fabricó el repelente.
El origen de la iniciativa
En 2022 se abrió la Convocatoria a Acciones de Extensión en la Universidad y Cabrera propuso a sus colegas de cátedra presentar un proyecto en el cual, a partir de sus saberes, pudieran colaborar con la ciudadanía de Gualeguaychú.“Así surgió desde la Secretaría de Extensión Universitaria y Cultura de la Facultad de Bromatología UNER, a cargo de José Dorati, el proyecto ‘Recetas oficiales: un recurso al alcance de todos en un contexto de promoción de salud’, el cual fue pensado, diseñado y ejecutado por integrantes de la comunidad universitaria de la Facultad y contó con la participación del Centro de Salud ‘Juan Baggio’ como agente externo”, contó la Licenciada Silvina Cabrera.
De esta forma, desde la academia se conformó un espacio de intercambio de saberes en charlas sobre promoción y prevención de la salud en el cual se entregó preparados elaborados en el Laboratorio de la Facultad de Bromatología. Sobre esto, Paula Villanueva, farmacéutica, recordó que en esa ocasión produjeron repelente a base de citronela y los repartieron en los barrios cercanos a la Facultad.
En tanto, Cabrera llamó la atención sobre que este fue “el puntapié inicial que generó la relación con vecinas/os del barrio y puso en relieve el rol del profesional de la salud y cuán importante es que se acerque a las comunidades; sobre todo a las más vulnerables”.
Cuando finalizó este proyecto, quienes habían participado de él manifestaron su necesidad de seguir trabajando en esta dirección. Es por esto que cuando desde el Municipio se planteó la necesidad de trabajar en conjunto para hacerle frente a la coyuntura actual, se actuó rápidamente.
El proceso de elaboración
El primer lote que se produjo desde la Facultad de Bromatología fue de 320 frascos que tienen la misma efectividad que los comerciales, con la diferencia que estos cuentan con el orgulloso sello local. En este sentido, según adelantaron desde la Universidad, esta semana comenzarán a elaborar la segunda entrega.El tiempo que les llevó a las tres profesionales su fabricación fueron solamente seis horas. La eficiencia a la hora de producir se basó en la repartición de tareas para garantizar una elaboración de calidad y que respondiera rápidamente a las necesidades de la población. No obstante, en la etapa de envasado y etiquetado participaron más personas.
Sobre el proceso productivo, Cabrera explicó que “en el Laboratorio de la Facultad, trabajamos con una fórmula Codificada en el Codex Farmacéutico Bonaerense, por lo que el proceso de elaboración de la solución no es muy engorroso ya que está codificado y con todos los análisis correspondientes. A grandes rasgos, lo primero que se debe hacer es realizar los cálculos necesarios para pesar la cantidad de DEET requerida en función de la concentración que tenga. Luego se calculan las cantidades de glicerina y alcohol 70°. Se mezclan, se filtran y se envasan. Por más que parezca fácil esta fórmula, cualquiera en casa no la puede realizar”. Y agregó: “Para trabajar en los laboratorios de la Facultad, se siguen normas BMP, que son un conjunto de normas que regulan la producción, verificación y validación de los productos manufacturados y garantizan que sean de calidad, efectivos y seguros antes de ser distribuidos. Previo a comenzar la producción se debe limpiar y desinfectar perfectamente bien el laboratorio: pisos, paredes, techo y mesadas. Además, el personal debe usar guardapolvo, guantes, cubrecalzado, barbijo y cofia”.
Cómo funciona el repelente
“Los mosquitos nos pican porque sienten atracción por el dióxido de carbono, que es una sustancia que liberamos las personas al respirar, y por ciertos olores de la piel. Sólo las hembras pican, ya que deben succionar sangre para obtener proteínas que las ayudan a formar los huevos de sus crías”, señaló la coordinadora del proyecto.En este sentido, los repelentes son productos que protegen contra los mosquitos y otras plagas pero no los matan. Entonces, ¿qué hace que no piquen? “El repelente elaborado para la Municipalidad de Gualeguaychú tiene como sustancia activa la DEET, que es una sustancia química fabricada por el ser humano y que actúa confundiendo a los receptores en las antenas de los mosquitos, lo que evita que se posen sobre la piel y piquen. Estos receptores se usan para detectar el calor corporal, y sustancias químicas de la piel al buscar presas”, expuso Cabrera.
Orgullo local
La producción de repelente en la Facultad de Bromatología y su impacto en la comunidad de Gualeguaychú despertó el interés de otros municipios porque no sólo implica un importante ahorro, ya que el costo es muy por debajo de los productos comerciales, sino porque permite la distribución gratuita en las zonas más vulnerables.En este sentido, las profesionales involucradas en este proyecto resaltaron “la importancia del vínculo permanente de la Academia con los diferentes actores de la comunidad, ya que se retroalimentan constantemente y es una de las funciones de la Universidad más allá de la formación profesional”.
Por su parte, Paula Villanueva, una de las farmacéuticas que elaboró el repelente, expresó que “me pone muy feliz que me hayan tenido en cuenta para participar de este proyecto. Personalmente me llena el corazón poder aportar un granito de arena en la situación que está atravesando la ciudad. Como profesional de la salud, debemos siempre recordar que nuestro principal objetivo es velar por el bienestar de los individuos”.
Y destacó que Gualeguaychú tiene un enorme potencial: “Como egresada de la Facultad de Bromatología puedo dar fe de cómo se invierte en la formación de buenos profesionales de forma integral”, enfatizó.