Pero durante la reinauguración algo no salió como estaba planeado. Ello en virtud de que la rotura de un vidrio habría provocado heridas a algunas personas.
Según lo manifestado por una de las jóvenes heridas al diario El Sol, quien pidió absoluta reserva de su identidad, lo ocurrido "de casualidad no fue una tragedia, porque a mí me suturaron seis puntos en la cabeza", dijo.
A su vez, aseguró que una amiga suya "sufrió una importante lesión en el cuero cabelludo". "El desprendimiento del vidrio se produjo en la parte del sector VIP del boliche", precisó.
Aunque del hecho en sí poco se sabe, resultó evidente la reacción de una funcionaria de la Municipalidad de Concordia, que implícitamente ventiló discrepancias internas, al quejarse porque un expediente nunca llegó a sus manos.
En efecto, Lucía Leguizamón, responsable de la Coordinación de Operativos Conjuntos de Inspecciones Municipales (COCIM), abrió el juego aclarando que ella no intervino en la habilitación del boliche. “Quiero aclarar que esta área no estuvo a cargo de las inspecciones realizadas en el local. Debería haber estado, pero el expediente de habilitación nunca llegó”, disparó. Un vecino preguntó: “¿Cómo abrieron entonces?” y de paso aprovechó para cuestionar la burocracia a la hora de tramitar habilitaciones comerciales en la ciudad. La funcionaria intentó aclarar que la falta de participación del área a su cargo no implicaba que la habilitación de la discoteca haya sido irregular.
En el debate terció un ciudadano, que le reprochó a Leguizamón: “Poco aclaras para aportar un concepto claro a los contribuyentes. Salvas tu imagen, pero correspondes a una gestión de gobierno”.
Leguizamón no se quedó callada y le respondió: “Yo respondo a mi trabajo, es lo que me interesa. No hago cuestionamientos políticos. Te equivocas de lugar si quieres hacer ese tipo de descargos”.