La Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) se quedó sin una partida de $100 millones que había proyectado destinar a distintas obras en las sedes de Paraná, Concordia y Villaguay, y además vio paralizada por completo la obra de construcción de la nueva sede de la Facultad de Bromatología de Gualeguay, que registra un avance del 93%, pero que registra un atraso en el pago de certificados de 6 meses.
“En la Universidad, el ajuste ya está instalado”, admite Andrés Sabella, rector de la UNER. “En febrero, del presupuesto aprobado en diciembre de 2017, a las universidades se les anunció que los $3.600 millones asignados a obra pública no se iban a ejecutar. A eso se le suman algunas medidas del Gobierno nacional, por ejemplo el corte de programas que había entre las universidades con algunos ministerios, y que representaba un ingreso extra de fondos”, añade.
“La Universidad de Entre Ríos, como parte del sistema universitario público nacional, se encuentra en una situación muy parecida a la que viene siendo denunciada por muchos de los actuales rectores”, amplía, y pone en evidencia el reclamo de los profesores universitarios, a quienes el Ministerio de Educación decidió aplicarles un techo el 15% en la discusión paritaria, aún cuando la proyección inflacionaria prevista para 2018 es del 30%, sostiene Sabella.
Al respecto, indica que “es preocupante la situación de los docentes. El Gobierno, pese a que el propio Presidente ha reconocido que la inflación de este año será superior al 30%, sigue pretendiendo conformar la mesa paritaria poniendo un techo del 15%. Y eso, obviamente, echa por tierra toda posibilidad de sentarse a una mesa de diálogo a discutir recomposición salarial”.
El jueves 2 hubo una asamblea interclaustros en la Facultad de Trabajo Social, allí se aprobó aplicar un paro “docente-estudiantil en defensa de la Universidad pública” entre el lunes 6 y el viernes 10. Además, el lunes, a las 16, habrá una clase pública en Trabajo Social.
El rector de la UNER dice que el impacto del ajuste alcanza por igual a toda la comunidad universitaria. No sólo se recortaron fondos y se congeló la paritaria salarial, sino que las partidas llegan con mucho retraso. “Hasta hace dos semanas, el sistema había recibido nada más que los fondos de enero, y el 50% de febrero. Si bien hay un atraso normal, un mes y medio o dos meses, producto del sistema y proceso administrativo del Estado, se había llegado a un atraso de 6 meses, lo cual hacía peligrar el normal cumplimiento de las obligaciones. En las últimas semanas, el Gobierno giró dos meses y medio, con lo cual hoy el atraso es de tres meses. Eso nos mejora un poco la situación desde lo financiero. Pero no podemos dejar de tener en vista los índices de inflación: no es lo mismo recibir en tiempo y forma las partidas que con cuatro o cinco meses de atraso”, afirma Sabella.
Dice que la UNER tiene un presupuesto de $100 millones, y que de ese monto, el 88% se destina a salarios, y el 12% restante conforma las partidas para gastos de funcionamiento. “Justamente, las dificultades son dos: sobre ese 88% que se destina a salarios, el Gobierno ha hecho una actualización del 5%, y quiere que la pauta anual sea del 15%. Y en gastos de funcionamiento, la dificultad que se presenta es que el presupuesto de 2017 a 2018 se incrementó un 17%, y hoy tenemos una inflación proyectada del 30%, con lo cual ya estamos un 13% por debajo de la inflación de este año. Pero además, hay componentes de los gastos cuya actualización está por encima de ese 17%. La Universidad tiene que pagar luz, combustible, gas, servicios de limpieza, de vigilancia, y esos conceptos, en un año, registran un incremento en promedio del 60% y más. Esto es lo que está haciendo desequilibrar el presupuesto de 2018”, detalla.