Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Sebastián Córdoba es sacerdote, vicario en la parroquia “San José” de San José de Feliciano, vicepresidente de Cáritas y también es médico.
Sus dos medicinas
Se preparó, cursó la carrera, la concluyó pero, cuando era el tiempo de efectuar su residencia y escoger una especialidad, eligió un camino personal: se metió al Seminario Arquidiocesano “Nuestra Señora del Cenáculo” y se ordenó cura.

Sebastián Córdoba es paranaense, tiene 37 años y desde hace cuatro años es sacerdote. “Yo soy médico. También la medicina fue un instrumento de Dios para invitarme al ejercicio de esta otra medicina”, dice.

Fue médico a los 24 años, pero en vez de anotarse en una residencia para formarse en alguna especialidad, se metió al Seminario. “Hice la residencia en la medicina del alma”, cuenta algo cómplice.

Dice que los feligreses que conocen de esa formación previa le preguntan, le piden ayuda, pero el, cortés, dice que está para otra misión. “El título está ahí”, dice y está seguro del camino que escogió al punto que cuando el llamado de la vocación lo encontró, no tuvo dudas.

“Es así. El título está ahí, colgado. No me matriculé porque a la matrícula hay que pagarla. Y para mí ahora todo pasa por la medicina del alma”, asegura.

-¿Cuándo te ocurrió el click de dejar Medicina y entrar a formarte para sacerdote?
-Para mí ese click fue en un retiro espiritual. Yo era un feliz estudiante de medicina, con la idea de formar una familia, pero dios te muestra que el camino va por otro lado. Y eso da mucha paz, no es un sacrificio. En el plan de Dios había algo mejor para mí. Amo la medicina. Pero en mi camino Dios me pensó para esto.

Aunque cursó sus estudios en la Escuela del Centenario, su formación religiosa la recibió en las comunidades de “San José Obrero” y “El Buen Pastor”.
Su amistad con María Cruz López
Allí, en “El Buen Pastor”, formó parte de la Acción Católica Argentina (ACA) y conoció a quien ahora es sierva de Dios y está en camino a la santidad: María Cruz López. Es una de tres en camino a la santidad.

El 8 de mayo de 2023 se conoció la novedad durante la misa de acción de gracias por los 25 años de ordenación episcopal del arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari. En ese ámbito, el canciller de la curia, Hernán Quijano, leyó una comunicación procedente del Dicasterio de las Causas de los Santos del Vaticano que anunciaba el inicio de la causa de beatificación y canonización de los siervos de Dios Carlos Rodolfo Yaryez, fiel laico, Víctor Manuel Schiavoni, alumno del Seminario, y María Cruz López, fiel laica.

Un rasgo común los une: los tres murieron de leucemia.

María de la Cruz López nació en Paraná el 24 de noviembre de 1986. Inició sus estudios primarios en el Instituto “Cristo Redentor” y los completó en la Escuela Primaria “Nuestra Señora de Luján”. A los 14, se sumó al Movimiento Misionero Claretiano de la capilla “San Francisco Javier”. Siguió trabajando en distintos grupos parroquiales hasta que le diagnosticaron leucemia.

Un perfil que de ella publica el Arzobispado de Paraná dice que “ofreció su enfermedad especialmente por la unidad de su curso (venía compartiendo los últimos años del secundario con un curso difícil, desunido, con muchos problemas de conducta). Con el pasar de las semanas, luego del inicio del tratamiento, el diagnóstico empeora”. Y agrega que “aún internada, mantuvo fiel su espíritu de servicio, pensando cómo ayudar a quienes también estaban internados y acompañando a todos en oración”,

En 2005 se somete a un transplante de médula ósea y “comienza una relación de noviazgo (relación marcada por opciones cristianas, como la virginidad) y retoma sus actividades en el grupo parroquial”, completa su biografía el Arzobispado, pero en 2005 vuelven a aparecer indicios de su enfermedad. En febrero de 2006 recibe la peor noticia: no se había curado de la leucemia. Aún así, se inscribe en la Licenciatura en Ciencia Política en la UCA.

María Cruz López fallece el 2 de junio de 2006. Sebastián Córdoba fue su amigo, durante los dos últimos años de su vida. Se conocieron en la comunidad de “El Buen Pastor”.

Habla de ella en presente. “Somos amigos con María Cruz. Compartimos los dos últimos años en la Acción Católica. Es muy loco todo respecto a lo que estamos viviendo. Me refiero a este tiempo de gracia que estamos viviendo”, indica.
Ser vicepostulador
De ser amigo siendo jóvenes, ahora, adulto, y con oficio de cura, le toca ser vicepostulador de la causa de María Cruz López. “La tarea la llevo adelante junto a un equipo. Entre todos, estamos aprendiendo de lo que es una causa, es algo nuevo también para la Diócesis. El vicepostulador trabaja en el acompañamiento de la promoción y la difusión de la causa. María Cruz ya tiene fama de santidad, y lo que nos toca a nosotros es ayudar a que la gente la conozca y le pida gracias”, enseña.
Fuente: Entre Ríos Ahora.

Enviá tu comentario