Los Lovera, una familia que reside en una casa de campo de Colonia Celina, en el departamento Paraná Campaña, contaron en una reunión junto a funcionarios públicos el infierno que viven debido a las fumigaciones que realizan cerca de su hogar.
En el encuentro, organizado por integrantes de la Asamblea Vecinal por el Ambiente y la Salud de la cuenca Las Conchas, estuvieron presentes el presidente de la Junta de Gobierno, José Maccarrone, el subsecretario de Ambiente de la Provincia, Lucio Amavet, policías de Villa Urquiza y del destacamento del pueblo y al coordinador de la Dirección de Juntas de Gobierno, José Bantar.
El infierno de los Lovera
Los asambleístas conocieron la realidad de la familia Lovera el 4 de julio, cuando arribaron al centro de Salud de Sauce Montrull y relataron los problemas que acarrean el paso de los “mosquitos” fumigadores cerca de su casa: a la señora le aparecen llagas en los labios y se le cierra el pecho cuando comienzan con las aplicaciones en los campos cercanos.En su desesperación, intentaron oponer resistencia, pero el dueño de las tierras respondió con tres patrulleros que custodiaron celosamente las fumigaciones. La escalada de violencia llevó a que los asambleístas convoquen a una reunión urgente entre las partes en la Junta de Gobierno. Un asambleísta manifestó al Diario UNO que “lo que quedó en claro es que los 50 metros que manda la Ley para proteger las casas no sirven para nada. Da la sensación que, así como está la legislación, lo que buscan es despoblar el campo”.
Sin solución por ahora
La alternativa que más resuena en el campo es la de abandonar el hogar durante los días en los que las aplicaciones de realizan de manera intensiva. Por su parte, los asambleístas definieron tres pasos a seguir, teniendo en cuenta que los fumigadores actúan de acuerdo a la ley: el primero es seguir luchando para para modificar las distancias vigentes; el segundo es controlar el cumplimiento efectivo de la ley; y tercero, cuando ocurren estos casos, mediar entre los afectados y los fumigadores para encontrar soluciones.Desde el último altercado, en el que 12 policías garantizaron las aplicaciones, “decidimos hablar con el fumigador para que se aleje o realice la aplicación de una manera más consciente”, subrayaron desde la Asamblea.