Además de Almada, entre los elegidos hay otro sudamericano, el brasileño Itamar Vieira Junior (Salvador, 1979), con Arado torcido –Crooked Plow– traducido del portugués por Johnny Lorenz.
Los otros autores pertenecen a las lenguas alemana –Kairos, de Jenny Erpenbeck, traducida por Michael Hofmann–; sueca –The Details, de Ia Genberg, traducida por Kira Josefsson–; coreana –Mater 2-10, de Hwang Sok-yong, traducida por Sora Kim-Russell y Youngjae Josephine Bae–, y holandesa –What I’d Rather Not Think About, de Jente Posthuma, traducida por Sarah Timmer Harvey–. Ubicada en la Argentina rural, la obra indaga en la crueldad y la violencia del universo masculino a través de los pactos y las alianzas secretas entre hombres.
Enero y “el Negro” llevan de pesca a Tilo, hijo adolescente de Eusebio, el amigo muerto. Mientras beben y cocinan y hablan y bailan, lidian con los fantasmas del pasado y con los del presente, que se confunden en el ánimo alterado por el vino y el sopor.
Una red que mezcla realidad y sueño, hechos y conjeturas, isleños, agua, noche, fuego, peces, bichos. Humana, pero a la vez animal y vegetal, esta novela fluye como un cauce, una larga conversación o el afecto entre seres que se quieren: madres, hijos, hermanos, amantes, ahijados.
Con “No es un río”, Almada completó su “trilogía de varones”, inaugurada con “El viento que arrasa” y seguida por “Ladrilleros”. Autora de diez obras publicadas desde 2003, entre novelas, colecciones de poesía y cuentos, es la cuarta argentina preseleccionada a este premio desde 2020, después de Claudia Piñeiro –con “Elena sabe”, 2022–, Mariana Enríquez –con “Los peligros de fumar en la cama”, 2021– y Gabriela Cabezón Cámara –con “Las aventuras de China Iron”, 2020–.