Ambos exdiputados y actuales funcionarios del gobierno de Rogelio Frigerio resolvieron renunciar a su afiliación partidaria. La novedad causó sorpresa entre la dirigencia radical, dado que se trata de dos dirigentes muy identificados con la UCR.
Críticas de la agrupación DOS
A continuación, el texto del espacio político de Concordia, que reprocha la decisión de Jaroslavsky y Maneiro."El ser radical no es sólo un derecho a ocupar cargos, recibir prebendas, usar de trampolín para aquello que torcidamente se llama “carrera política”.
Implica más que nada responsabilidad, voluntad de entrega, apostolado , espíritu de sacrificio.
Ese es el derrotero que nos marcaron grandes hombres , fundadores e inspiradores de esta fuerza cívica, el primer partido moderno de Argentina, inspirado en pautas orgánicas y de transparencia, que luchaba por abrir el cauce al voto popular, libre e igualitario , y hacer realidad la Democracia en nuestro suelo.
Hoy se cumple precisamente el 81 aniversario -3 de julio de 1932- del fallecimiento de ese emimente caudillo republicano, primer presidente elegido dos veces por el pueblo, que fuera don Hipólito Yrigoyen.
La Agrupación Radical Don OSVALDO SARLI quiere rememorar el evento trascribiendo parte de la poesía de don Arturo Capdevila despidiendo al gran muerto: “Adiós señor que ya vais/descansando del empeño/de haber soñado grandezas/frente a los hombres pequeños”.
Hombres- y mujeres- pequeños, ciertamente, algunos que vemos ahora en nuestra Provincia: beneficiarios de la Unión Cívica Radical, que generosamente los promoviera a puestos y funciones públicas de gran relieve y ahora, en momentos de la retribución desertan de su condición de radicales.
En algún caso, herederos de un apellido histórico y de raigambre radical en la Provincia y el país. Un buen nombre que se dilapida en 24 horas (no así el puesto rentado, que se conserva con uñas y dientes)
Lo peor: no se advierte cuestión ideológica o principista en su actitud, solo “justificada” en su reticencia a distraer una mínima parte de su haber para el Partido al que le deben todo.
No hay palabras para calificar tales inconductas: hasta en el más pequeño templo, los modestos feligreses cumplen religiosamente con el obligado aporte a conciencia, el “diezmo”.
Cuanto más al tratarse de la fuerza que don Hipólito llamó “religión cívica”: por eso nos decimos “correligionarios”
La actitud de quienes, deudores ingratos de aquellos que los distinguieron y distinguen con honores y poderes, ni siquiera alcanza a indignarnos.
Sólo nos provoca pena".
