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La colonense Fernanda Sarthou es profesora de Inglés y por estos días prepara una charla en la que compartirá su experiencia en Nigeria, país al que visitó entre el 16 de enero y el 3 de febrero de este año.

La aventura combinó su curiosidad personal con actividades propuestas por el Rotary de ambos países, club del que supo formar parte en su ciudad.

Luego de haber estado en lugares como Isla de Pascua, Nueva Zelanda y Cuba, decidió que su próximo destino sea África. El interés por conocer más sobre el idioma que hablan (mezcla del inglés con lenguas tribales), su fanatismo por el fútbol y la música (particularmente el género afrobeat), la decidieron por Nigeria.

“Estoy preparando presentaciones para institutos de Inglés y el 11 de abril a las 20.00 horas, en el salón de Agmer, voy a dar una charla en español para escuelas orientadas en Turismo y público en general”, dice en diálogo con El Entre Ríos. El temario incluirá cultura y costumbres, sistema educativo, sistema de gobierno y características del idioma, entre otros ítems que permitirán hacer un contraste entre esa sociedad y la nuestra.

“Es sin fines de lucro personal, pero pediré colaboración para ayudar a un hogar de niños con discapacidad de Abuya, capital de Nigeria”, agrega.

Junto a la secretaria de la Embajada de Nigeria en la Argentina, espera volver allí en diciembre y hacer entrega de los productos que compre con lo recaudado.

Los institutos interesados en la presentación en inglés, pueden comunicarse por mail: [email protected]
Distintas realidades
Al regreso de su viaje, la docente visitó el estudio de Radio 12. En una extensa conversación, contó anécdotas y detalles de lo vivido en el país africano que cuenta con varios estados y 200 millones de habitantes.

“Fue un desafío prepararse para entender las modificaciones en la gramática y la pronunciación del inglés, que cada una de esas tribus fueron aportando al idioma”, dijo la docente, que fue convocada por el club rotario a dar charlas sobre la cultura sudamericana en clubes y escuelas.

“Pude convivir con distintos estratos de la sociedad y visitar distintas realidades, lo que enriqueció la experiencia”.

“En Nigeria, la pobreza está directamente relacionada a la cantidad de habitantes. Hay falta de trabajo, de oportunidades y escasez; muchas familias viven al día. Como en todo país capitalista, hay mucha diferencia entre las clases sociales”.

Hay casas que no tienen baño ni canilla en la cocina y barrios sin luz eléctrica. Más allá de las clases sociales, “toda Nigeria está atravesada por una crisis energética y todos los días cortan la luz para ahorrar. Las familias que pueden tienen un generador”.

“Nigeria está en el cordón tropical. No varía mucho durante el año, pero tienen temporada una temporada seca y otra de lluvia, en la que llueve mucho”, explica en relación al clima.

“En la temporada seca, se produce un fenómeno llamado harmattan. Son vientos del Sahara que llevan polvo del desierto, entonces todo el tiempo se ve en el cielo una bruma y a través de ella el sol; nunca se ve totalmente azul. En la piel negra genera resequedad y comienzan a quedar blancos, por lo que hombres y mujeres utilizan cremas. También usan barbijos para evitar problemas respiratorios”.
Costumbres de un continente “totalmente distinto”
“Cuando uno se sube al avión para ir a África, tenés que dejar las estructuras con las que fuiste criado, para llegar a un continente totalmente distinto”, dijo como introducción de los usos y costumbres que le llamaron la atención.

“Comen con la mano, algo común en los países del oeste de África (Ghana, Camerún, Costa de Marfil, Benín, Nigeria)”, mencionó entre ellos. “Toda la comida es picante, probé varios platos de las distintas tribus”.

Otra cuestión muy particular es el pelo. “No podían creer que era mío y me pedían para tocarlo. La textura del pelo de ellos es muy dura, entonces las mujeres se rapan y tienen distintas pelucas: un día las ves con el pelo lacio, al otro con rulos, después rubia o pelirroja”.

“En toda mi estadía no crucé una persona blanca. Estaban fascinados, porque para ellos era algo exótico. Los pocos blancos que hay son europeos o familiares de diplomáticos, y no conviven con el nigeriano; no salen a la calle ni recorren los mercados. Por eso me pareció interesante adaptarme a su ropa y usar palabras de su idioma, y eso lo valoraron mucho”.

En Nigeria, no hay política de cuidado ambiental. “En el supermercado dan bolsas y la gente las va tirando en la calle al igual que las botellas. Los sábados vienen recolectores a juntar, pero no llegan con todo”.

Hablando de los medios de transporte, relata la siguiente situación: “Iba por la calle, cruzaban motos o autos y yo escuchaba que tiraban besos. Un día iba delante de mí un hombre y veo que también le tiraron un beso. Entonces pregunté y me dijeron que son choferes de taxis y tiran besos para llamar la atención por si uno quiere tomarlos”.
Estampados coloridos
La vestimenta, el rol de la mujer y los nombres de los bebés, son otros de los puntos a los que se refirió Fernanda Sarthou en su paso por el programa “¿De qué hablamos?” (lunes, miércoles y viernes de 14.00 a 16.00).

“Tienen unos estampados fantásticos, muy coloridos, con flores. Las mujeres son muy femeninas, suelen ponerse vestidos, prenda que usan rigurosamente los domingos para ir a la iglesia. La vestimenta está muy atravesada por las religiones, porque en Nigeria casi la mitad de la población es musulmana y la otra mitad es cristiana, dividida entre protestantes y católicos”.

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“No vi gente tatuada ni está bien visto. Las mujeres musulmanas se hacen dibujos con gena en las manos y los hombres tienen cortes en la mejilla, que les hacen de niños con la intención de que eso los vaya a proteger”.

“La mujer es sumisa. Al casarse pierde el apellido. Si son cristianos se casan por iglesia, sino según las costumbres de la tribu. Los hombres les abren la puerta del auto, la mujer es la que primero se sienta, nunca lleva la bolsa del supermercado; eso me costó, pero me fui adaptando”.

“Cuando una mujer está embarazada e incluso varios días después de nacido, el bebé no tiene nombre asignado. Cuando lo bautizan, los papás eligen uno. Pero en algunas tribus los familiares les van poniendo distintos nombres, alternado uno cristiano y uno de la tribu; entonces a veces tienen seis o siete nombres y cada familiar lo llama con el nombre que él le dio”.
Fuente: El Entre Ríos – Radio 12

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