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Una carta de lectores firmada por Juan Núñez, publicada la semana pasada en El Entre Ríos, en la que se cuestionaba con severidad al exgobernador y actual diputado nacional Gustavo Bordet, ha tenido repercusiones varias.

A las pocas horas, fue el exdiputado provincial Néstor Loggio quien replicó, en abierta y encendida defensa de Bordet. A posteriori, salió el ruedo el concejal Guillermo Satalías Méndez, cruzando a Loggio. Y, finalmente, vuelve a pronunciarse quien inició la secuencia: Núñez, con un texto directamente dirigido a quien cumplió el papel –dice- de “replicante designado”.

Aquí, su carta:

Causa cuanto no sorpresa de mi parte ver que el ex diputado Loggio se reinvente como "replicante designado" de Bordet, tal vez como favor a quien lo ha ungido con diferentes cargos en la función pública.

Loggio arranca su réplica relatando la afición de Perón por Aristóteles, pero lo hace como se espera siempre de estos "progres" que pretenden mostrar vanidad intelectual ante algún que otro aplaudidor de turno.

No vamos a discutir lo que este ex – diputado que quedó afuera de la “repartija” de cargos electorales entiende por idoneidad, que seguramente no es lo mismo que el concepto que yo tengo, sino me quiero centrar en la transparencia en la función pública.

Haré el recorte en tres cuestiones centrales indiscutibles que en mi opinión son demostrativas de la falta de transparencia de Bordet: Posibilitó y apoyó que echaran a una Fiscal Anticorrupción que antes había pedido el enjuiciamiento por la causa contratos truchos, entre otros de dos personas sumamente cercanas a él que no aparecen en la nota de defensa: Mena y Orabona; dejó a Diego Lara al frente del Tribunal de Cuentas, y modificó la Ley del Consejo de la Magistratura.

Lo que no dice es que la denuncia -que es cierto que le realizaron a partir de su propia declaración de bienes-, y que según la particular visión de Loggio es un atropello al sentido común, pues para él nadie podría presentar una declaración de bienes que no pueda justificar, dando por cierta y descontada en este caso la astucia de Bordet, (cuyo contador sería Orabona) lo que también es al menos discutible utilizando la lógica y el sentido común: Confunde declarar bienes con que esos bienes sean introducidos legalmente en un determinado patrimonio.

Ocurre Loggio, que Bordet no estaba para nada acostumbrado a hacer pública su declaración de bienes. Y causó sorpresa desagradable para la sociedad que una persona que vivió de sueldos estatales relativamente bajos, aunque manejando mucho dinero público, aparezca con un millonario patrimonio y con gran capacidad de ahorro, compuesto por 14 propiedades, autos, depósitos, según rezan en distintos medios. Algunas de esas propiedades, según publicó la prensa, habrían sido propiedades de Mena antes que pasen a él.

Declarar no es lo mismo que justificar, Loggio.

No se está discutiendo si los declaró o no, sino cómo ingresaron, con qué valor los declaró. Durante el curso de la investigación se pueden introducir otros datos útiles para lo que debemos exigir una justicia imparcial e independiente: si hay más bienes no declarados que estén por ejemplo en manos de testaferros, si hizo viajes al exterior y con qué dinero los financió, etc.

Además de eso solo cuenta una sola causa y no el devenido en defensor mediático de la otra que ventiló hace poco la prensa sobre supuestos procederes ilegales de Bordet que compraba lotes baratos, los ponía en valor con la obra pública y luego los vendía.

Además, siendo Ud. "el replicante designado" Loggio, y a quien siempre se lo ve en los medios hablando o guitarreando con la "producción", habría que recordarle su corto paso por la actividad privada en los '90, donde "Cerámicas Río Uruguay", firma de la que ud. era socio gerente, habría dejado alguna cuenta enganchada en el clavo de "incobrables" del parque industrial.


Juan Núñez
Fuente: El Entre Ríos

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