A continuación, El Entre Ríos reproduce lo que Enrique Cesio escribió para una publicación que apareció este fin de semana en diario “El Pueblo” de Salto, República Oriental del Uruguay.
Marcha a Montevideo
Dice en su libro Memorias Ilustradas (2015): “La inserción en Salto implicaba hacerse militante del Comité Popular Pro Represa de Salto Grande (…) El contacto se acrecentó porque el uso de los medios de comunicación, fue uno de los aciertos del Comité, cuyo secretario Jorge Andrade Ambrosoni, se recorría las redacciones y radios con sus inconfundibles papelitos dando noticias de la marcha de esa experiencia popular sin par por estos lares. En Salto, Concordia, las demás ciudades litoraleñas, había actos, conferencias, publicaciones, declaraciones, audiencias, cualquier tipo de movilización. Mi vínculo familiar con Neri Campos Teixeira afirmaba mi convicción de que era la lucha más importante que libraba por el futuro del país y de Salto. Me adelanto en la cronología que trato de mantener, para describir la experiencia de la caravana a Montevideo, para reclamar las obras. Se trataba de salir de Salto, la mayor cantidad de vehículos, a los que se sumarían en el camino los demás pueblos. Era una forma de despertar a los otros, y de sacudir la capital. Sumamos como cien autos, camiones, camionetas, recibimos el saludo de todos los pueblos de la ruta, llegamos a 18 de Julio, recibidos por los salteños que estaban allá radicados. En mi Citroen fuimos con Darío Ferreira, Ruben Bottaro, Roberto Zunini y Do Carmo. Al otro día hicimos cosas impensadas para los capitalinos. En 18 de Julio y Herrera y Obes practicamos la «sentada» y cortamos el tránsito. Un piquete en medio de la avenida principal, pidiendo por una represa. ¡Cosa de locos! Se habían gestionado entrevistas con todos los integrantes del Colegiado. Nos recibieron solamente Washington Beltrán, muy diplomático y cauto (años después tendría aquí una entrevista con el vicepresidente Perette de Argentina) y el General Oscar Gestido, quien dio su apoyo más decidido. Después nos volvimos. Deberían pasar diez años más y otros acontecimientos para que se iniciaran las obras…”.Salto Grande
En tanto en su libro Una historia en común: Salto y su Centro Comercial, dice Cesio: “En diciembre de 1946 Argentina y Uruguay firmaron el Tratado sobre aprovechamiento de las cascadas de Salto Grande y del río Uruguay. Las relaciones difíciles entre los gobiernos dificultaron el trámite del proyecto. Sin embargo, existieron oficinas en ambas márgenes estudiando el río, las profundidades, las corrientes etc. Pero el avance sustantivo no llegaba. En el acta 1078 del 26 de abril de 1956, consta la visita del ingeniero Claudio Viera, acompañado del agrimensor Lauro Ruétalo. El primero venía en representación de Hidrografía del Ministerio de Obras Públicas. El tema era considerar un puerto en Arenitas Blancas, urbanización iniciada poco antes. Viera responde que no le corresponde a su división, pero que consultará.La Comisión aprovecha su presencia para plantearle el tema de Salto Grande. Respondió que del lado argentino no había actividad, pero sugirió un «movimiento intenso de las fuerzas vivas» para apurar las decisiones,
El Centro Comercial recogió el guante en contacto con el Rotary Club de Salto. El 3 de mayo comparecen personas que estuvieran en Concepción del Uruguay, en una entrevista con el presidente argentino General Aramburu, quien se mostró interesado en reanudar los estudios. Hay numerosas intervenciones que señalan como problema principal la inexistencia del Tratado de Límites del Río Uruguay.
De acuerdo con el Rotary se forma un Comité provisorio que integrarán por el Centro Eduardo Zunini, Carlos Ferreira y Mario Speciali y por Rotary Raúl Duvós, Jorge Bird y Gerardo Altieri.
El 25 de junio de ese año se concretará el “Comité Central Pro aprovechamiento Hidráulico del Río Uruguay”, Será designado presidente el doctor Neri Campos Teixeira, representando al Rotary Club y el delegado del Centro, don Eduardo Zunini ocupará la vicepresidencia”.
¡Llegó la hora!
“Durante la presidencia de Jacobo Zubí Rosas, en el segundo semestre de 1973 y los comienzos de 1974, llega por fin la hora, la certeza de la construcción de la Represa de Salto Grande. La decisión de hacerla, después de tantos años, se debió a dos circunstancias: la primera crisis del petróleo y la tercera Presidencia argentina de Juan Domingo Perón. Lo primero obligaba a los países petróleo-dependientes a buscar alternativas. Salto Grande (como Itaipú y otras represas de la región) estaban a mano. Perón apura el Tratado del Río de la Plata y propone una forma de financiación para el aporte uruguayo, que salva todos los obstáculos. Las primeras reacciones se notan en las actas del Centro Comercial, cuando a fines del 73, se requiere apurar los registros de técnicos, preparar obreros, etc.Pero será a comienzos del 74 que se aceleran gestiones, tratativas, reuniones. Brota naturalmente de los temas considerados, que en realidad Salto no estaba preparado para lo que se venía. En una sesión ampliada del 15 de enero, a la que asisten el Intendente Minutti, los jefes militares y otras autoridades, así como entidades representativas, un dirigente afirma “la población no sabe lo que se viene”.
Empieza un rosario de temas a estudiar y solucionar: hay que hermosear la ciudad; construir hoteles; viviendas para los obreros; preparar industrias; abrir restaurantes; expropiaciones de predios inundables por el lago; la cuestión de los montes naturales etc, etc.
Hay reuniones el siguiente 29 y el 5 de febrero, donde asisten los miembros del Comité Popular Pro Represa de Salto Grande y del Rotary. Todos se afanan por querer hacer algo. Se acrecientan las reuniones. El 19 se habla con los miembros del Comité Pro Represa, Se nota que existe la idea de ampliar el espectro con una comisión que se denomina “Promoción de Salto”. Por eso, al día siguiente se recibe al Arquitecto Walter D’Amado, en nombre de la CTM. Ahí se habla de equiparación salarial, de la forestación, de la electrificación rural, de la afectación de las plantaciones de citrus expropiadas. En la noche siguiente y con presencia de numerosas entidades, se conforma un gran Comité con representación del Centro, el Comité Pro Represa, los Leones, Rotary, Agropecuaria, Centro de Constructores, Cámara Juniors y Centro de Choferes.
Ya iniciada la obra, se plantea el problema del abastecimiento de materiales, que se están haciendo en Argentina, por ser más baratos, ya que estaban desgravados de impuestos. Se insiste ante el gobierno, para lograr equiparación para los uruguayos”.
Energía
“Todavía en 1976, viven y luchan los cortes de energía «sorpresivos y extensos», ante los cuales se siguen haciendo los reclamos, se continúan recibiendo excusas y promesas. Parece incluso una ironía que llegue al Consejo, una delegación oficial promocionando inversiones agroindustriales con ayuda de A.I.D. Es lícito preguntarse quién sería el valiente que se endeudara para poner una fábrica, sin la seguridad de contar con energía”.Cónsul con inquietudes de intercambio
“Salustiano Sal, nuevo Cónsul argentino, se hace presente para solicitar una exhaustiva lista de comerciantes e industriales salteños, que pudieran ingresar en negocios con su país. El interés y la entrega de las listas solicitadas, no trascendieron más allá, quizá por los recambios periódicos en ese consulado”, decía.“Miguel Gamundi, nuevo Inspector de Trabajo, concurre a una larga sesión y resulta notable la extensa lista de temas que son preguntados e informados, a saber: horarios, licencias, salarios, salario vacacional, recibos, conducta de los empleados, la mala conducta, los despidos y sus indemnizaciones, feriados pagos, estar a la orden, etc. Como es lógico, ambas partes declararon su satisfacción”, finalizó.