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En términos financieros el mes de agosto ha sido muy favorable para la Argentina. En efecto, los mercados bursátiles le dieron la derecha al gobierno de Javier Milei, entusiasmados en gran medida por el compromiso de defender el superávit financiero frente a cualquier costo político, tal como implicó el veto a un aumento jubilatorio que no contemplaba forma de financiamiento, así como favorables expectativas respecto del blanqueo de capitales, entre otras cuestiones.

Traduzcamos esto en algunos números concretos: el S&P Merval, principal índice de la bolsa de valores local, ascendió el mes pasado 15,9%. Por su parte el riesgo país descendió hasta 1433 puntos, nivel aún alto, pero… descenso al fin. También hubo mejoras en los títulos de empresas argentinas que cotizan en Wall Street mediante lo que se conoce como ADRs, sigla de American Depositary Receipts (en español, Recibos de Depósito Estadounidenses).

La positividad que pueda transmitir la espectacular performance de los títulos argentinos el mes pasado, se ve parcialmente opacada por comentarios que pululan por las redes y foros, basados en prejuicios acerca de los mercados financieros. En concreto, al asociarse a estos con “una timba” en la que solo ganan unos pocos ricos y la población restante continuaría padeciendo los efectos del ajuste fiscal y monetario. Por cierto, ajuste que evitó que el país estallara en una hiperinflación, el ajuste más salvaje que nos podría haber tocado.
Ni timba ni beneficio exclusivo para ricos
En primer lugar, es absurdo que se asocie la palabra “timba” con la ganancia de los ricos. Estimado lector, le aseguro que los ricos no timbean en los mercados bursátiles, más bien suelen ser inversores metódicos, que toman decisiones estratégicas en base a información y análisis rigurosos. Y, siguiendo con la crítica a este tipo de cuestionamientos y cómo reza el título de esta nota: los mercados financieros anticipan a la economía productiva.

Nótese que utilicé la expresión “economía productiva”, y no “economía real”, tal como suele realizarse habitualmente para distinguir a ésta última del sector financiero. En lo personal no me agrada la expresión “economía real” porque por descarte el sector financiero vendría a constituir algo “irreal”. En fin, más allá de las preferencias semánticas recurriré a uno de los economistas más destacados del país para continuar la reflexión, ese analista es Claudio Zuchovicki, director ejecutivo de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos).

En un programa que se transmite por YouTube, y cuyo video se encuentra subido en dicha plataforma, “Zucho” (como se lo conoce popularmente) explica que los mercados financieros mueven primero, porque las decisiones de compra o venta en dichos mercados se toman con rapidez. Luego de un tiempo esas decisiones se reflejan en la economía “real” (productiva para gusto de quien escribe), ya que acciones tales como inversiones en maquinaria y tecnología y contratación de personal, entre otras, llevan algún tiempo de planificación y ejecución. Finalmente ello repercute en lo social. Esto último abarca las mejoras en salarios, consumo, actividades de ocio; en definitiva, en bienestar de la sociedad.

Por lo tanto, las mejoras en las cotizaciones de títulos argentinos, trátese de bonos gubernamentales, obligaciones negociables de empresas, o renta variable, de sostenerse en el tiempo terminarán repercutiendo favorablemente en la población en general, muy lejos de la caricaturesca “timba” que solo beneficia a los ricos.
Repercusiones de mejoras sostenidas en títulos argentinos en nuestra economía personal
Analicemos, primeramente, el caso de la baja en el riesgo país: esto es producto de la mejora en la cotización de los bonos soberanos, pues un mayor apetito por bonos argentinos lleva a la suba en sus cotizaciones, y así, al aumentar estos su valor, bajan los rendimientos que genera su compra, lo cual quiere decir que la prima de riesgo que poseen implícita se reduce. Básicamente esto es, menor riesgo país.

¿Y por qué es importante que baje el riesgo país? Porque permite al sector público tomar deuda a una menor tasa. Sí, entiendo, no suele ser deseable que un país se endeude, pero le recuerdo que el país ya se encuentra endeudado y debe afrontar vencimientos el año que viene por miles de millones de dólares que le exigen renovar gran parte de los mismos por nuevos títulos extendiendo plazos. Cuánto menor sea el riesgo país, menos sobretasa se pagará por esas renovaciones, y por tanto menores serán las presiones cambiarias y la fragilidad financiera del país. Todo lo cual implicará mayor estabilidad monetaria y confianza en la economía local, evitando presiones inflacionistas o devaluatorias. ¿Es entonces la mejora en las cotizaciones de bonos soberanos una timba que solo beneficia a los ricos?

Que las empresas puedan obtener financiamiento en mejores condiciones o captar mayores flujos de capital por medio del mercado accionario también es positivo para la economía productiva, ya que esos flujos se traducirán en inversiones que incrementarán la demanda de empleo, impulsarán los salarios reales al alza e incrementarán la producción. Nuevamente ¿esas captaciones de fondos constituyen una timba que solo beneficia a los ricos?
Y en septiembre… ¿los títulos argentinos festejarán de nuevo?
No sabemos qué pasará en el mes de septiembre, hay desafíos locales, tales como las dificultades para acumular reservas y terminar de liberar los controles cambiarios feroces heredados de la administración anterior. Así como riesgos externos ante mercados inquietos desde el cimbronazo en la bolsa japonesa del 05 de agosto del presente año, y una posible desaceleración en las economías norteamericana y China.

Por otro lado, el inicio de baja de tasas de interés en los Estados Unidos podría constituir una oportunidad para países emergentes.

Indudablemente existe cierto estrés e incertidumbre en la economía mundial, agudizado recientemente, que afectan los planes para normalizar la economía argentina y motorizarla. Pero también potenciales oportunidades ante la mayor flexibilidad monetaria en el país del norte.

Deberemos estar atentos a las señales de los mercados financieros, nos irán dando indicios de lo que podría venir, primero en la economía productiva y luego en lo concerniente a lo social.

Y a quien le guste la timba… que vaya a un casino a probar suerte. No creo que encuentre demasiados ricos allí.
Fuente: El Entre Ríos.

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