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El fiscal Alejandro Perroud no tuvo contemplaciones en la apertura del juicio contra seis imputados del homicidio del ingeniero de Villa Elisa, Pascual Viollaz. “Cobardes” fue la palabra que más utilizó para calificar a los seis imputados del homicidio del ingeniero y productor, ocurrido el 25 de mayo de 2020. Fue en los alegatos de apertura del primer juicio por jurados que se desarrolla en el Departamento Colón, donde además adelantó una catarata de pruebas (testigos, cámaras, rastros, huellas, escuchas) que incriminan a la banda acusada del asesinato y robo del hombre de 80 años. Los imputados por Homicidio en ocasión de robo son Juan Carlos Maneco Castro, Luis Sebastián Sordo Herrlein, Rosendo Larroza, Andrea Amaro, Mario González y Raúl José Grantón, quienes desde este miércoles son juzgados por 12 ciudadanos que fueron sorteados y luego seleccionados para impartir justicia.

Luego de las instrucciones impartidas por el juez técnico, Rubén Chaia, el fiscal Perroud inició su alegato presentando a la víctima al exponer su foto: “Este hombre sonriente, canoso, era Pascual Viollaz. Era ingeniero químico, en petróleo, había trabajado durante décadas en el Conicet, dando clases en la UBA, tenía por lo menos 60 publicaciones en revistas y libros internacionales, se había presentado en innumerables conferencias, era una referencia científica a nivel mundial, una fuente de consulta para científicos de todo el mundo. Lo teníamos aquí en Villa Elisa y muchos no lo conocíamos en esa dimensión”.

Luego siguió con la vida de la víctima en los últimos años: “Después de tantas décadas de trabajar arduamente en su ciencia volvió jubilado a Villa Elisa en 2005, y a pesar de que era un hombre que tenía muchas propiedades fruto de ese trabajo, vivía en su casa de Churruarín 440 de una manera austera, muy discreta. Cuando lo mataron, hacía una semana que había cumplido 80 años”.

“Él es el protagonista bueno”, explicó el fiscal, y luego habló de los imputados, son “parientes o amigotes”. “Estas seis personas que ven ahí formaban una banda, los seis planificaron el hecho, tuvieron parte y se beneficiaron porque se repartieron unos dólares mugrientos que le robaron a Viollaz”, aseguró.

Luego habló sobre el hecho: “Esa mañana del 25 de mayo de 2020, se reunieron en la casa de Grantón, cerca de Villa Elisa, que fue el datero, que tiene problemas para escuchar pero escuchó que Viollaz tenía plata. Fue el organizador que dio las directivas para que este plan pudiera funcionar como funcionó de manera lamentable. Dieron unos rodeos y se dirigieron a la casa de Viollaz, que en esa mañana volvía de pasear sus caniches. Acá aparece otro protagonista que es fundamental: una pequeña caja de cartón, de las que se usan para envolver tortas, de una pastelería de Colón. Estaba envuelta y rellena con cartones, una especie de encomienda. Llegaron con el cuento de que el hermano de Viollaz se lo mandaba. De esa manera vil, cobarde y rastrera fue como lo abordaron, lograron engañarlo y llegar a la casa”.

“El plan de estos cobardes era reducirlo, no servía ir a robar cuando no estuviera, tenía que estar para apresarlo, torturarlo, para que les dijera dónde estaba el dinero, dónde guardaba la plata. Iban directo a masacrarlo, iban sabiendo que iba a correr sangre esa mañana”, afirmó Perroud, y continuó su gráfico relato: “Cuando Viollaz volvía con sus perritos se desató la barbarie, que es difícil de describir. A este anciano de 80 años lo agarraron en el patio de su casa debajo de un naranjo, no tenía heridas defensivas, lo llevaron a la rastra hasta dentro de la casa, lo ataron de pies y manos con precintos que llevaban preparados. Le pusieron una bolsa de tela en la cabeza y lo golpearon de una manera salvaje. Vamos a hablar las cosas como son: lo cagaron a palos, lo molieron a palos. La bolsa en la cabeza es lo que usan los cobardes para pegar sin impresionarse. Lo ataron en una silla, le quebraron cuatro costillas, la cara de Viollaz quedó desfigurada, los testigos y los médicos van a contar cómo lo dejaron”.

Luego, el fiscal explicó cuáles son las principales pruebas reunidas en la investigación: “La caja tenía huellas digitales de Amaro, González y Larrosa. Quien escribió esa suerte de remitente, esa nota donde le hacían creer que su hermano le mandaba un paquete, fue González. Herrlein, que en esa vorágine aprovechó con una asada forzar la puerta de un galón del patio para ver si se podía llevar algo más, también dejó sus huellas palmares en el marco de una puerta, no va a poder decir que no estuvo ahí. Larrosa, que se llevó la camioneta de la víctima, dejó las huellas de sus zapatillas en el garaje y en el lugar donde abandonó la camioneta, a un costado de la ruta 130”.

También refirió los videos: “El vecino de don Pascual tiene una casa de repuestos que tiene cámaras. Van a ver videos y les van a explicar el recorrido del momento en que pasa el vehículo esa mañana, y unos minutos después cuando se va la camioneta que se roban”.

En el juicio también habrá testigos especializados que explicarán los informes de telefonía celular que ubican las líneas de los imputados con numerosas llamadas entre sí, captadas por la antena de Villa Elisa, pese a que casi todos son de Colón y Concepción del Uruguay.

Por otro lado, el fiscal sorprendió con otra prueba que tiene en el legajo: una escucha telefónica que se registró en el marco de una investigación por narcotráfico que desarrollaba la Prefectura, donde casualmente captaron una conversación de uno de los sospechosos en esa causa con la hermana de Noelia Amaro: “Habla hasta por los codos cuando tiene el teléfono intervenido y ella les va a contar casi toda la historia, ella lo va a contar, casi todo”, aseguró Perroud.

Por último, el fiscal señaló lo que hicieron los imputados luego del homicidio. Herrlein, por ejemplo, se deshizo del chip de su celular y pretendió vender su auto, utilizado para el crimen.

“Después del hecho –relató– se fueron a Uruguay a repartirse la plata entre los seis, suponemos nosotros que eran 50.000 dólares. Pero ni ellos saben cuánto se llevaron porque en el interín parece que hubo uno que se quedó con una parte que no le correspondía y otro quería más de lo que le tocaba”.

En este sentido, Perroud le dijo al jurado: “Esto, para que tengan una idea de la clase de gente que estamos juzgando, porque de una manera cobarde lo engañaron a Viollaz y se engañaron y robaron entre ellos. Acá van a querer venir a engañarlos a ustedes, a decir que uno no estuvo, que solamente tocó la caja, que andaba paseando… mentiras, esto es una banda criminal que planificaron durante un tiempo el robo”.

Y remató: “Lo dejaron desfigurado en un charco de sangre a un hombre que volvía de pasear el perro. Cuando este juicio termine, les voy a pedir que recuerden estas cosas y siempre el número seis, porque el plan fue de los seis, lo ejecutaron y lograron su cometido. Cuando les pida un veredicto voy a pedir que sea de culpabilidad por el delito de homicidio en ocasión de robo”.

Defensas y testigos

Los abogados defensores que representan a los imputados, José Peluffo, Sebastián Arrechea y Jair Gay expusieron sus hipótesis del caso y sostendrán la inocencia de los acusados al cuestionar que lo expresado por el fiscal no se logrará demostrar en el juicio.

Hoy declararon ocho testigos, principalmente los primeros policías que intervinieron en la escena del crimen cuando se descubre el asesinato, y una vecina de la víctima. El debate continuará este viernes, el lunes y el martes de la semana próxima, con más testigos, para finalizar el jueves con los alegatos conclusivos de cada parte. Ese mismo día, los 12 ciudadanos pasarán a deliberar para emitir un veredicto.
Fuente: Diario Uno

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